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Una de mis mejores lecturas del año, una historia de amor conmovedora que se desarrolla a inicio de la II guerra mundial, nos muestra dos puntos de vista, primero el de la persona que vivió y padeció la maldad desmedida, los horrores y vejaciones de los campos de exterminio, como vieron morir a sus seres queridos, como a través del arte logran levantar su voz rebelándose contra tanta injusticia y hacen honor a todos los caídos de los guetos. También nos muestra el punto de vista del que logró emigrar antes que comenzara todo este horror, pero a pesar de estar lejos y a salvo, viven su propio infierno por la decisiones tomadas y las personas dejadas atrás, por la incertidumbre de no saber lo que les pasó amigos, familiares, amores; como a pesar del paso del tiempo los tiene presente en cada momento de sus vidas. Una historia que nos muestra los horrores del nazismo la devastación que dejó pero también las ganas de vivir del sobreviviente que se aferra a ese sentir antes de revivir por siempre ese horror, es como una forma de tributo a sus seres queridos y amigos que no sobrevivieron. Una historia que no te deja insensible un gran libro. La autora explica que la experiencia de Lenka está inspirada en Dina Giottliebová quien creó el mural de Blancanieves y los siete enanitos para la barraca de los niños checos en Auschwitz y que algunos de los personajes que aparecen en libro existieron y gracias a ellos y a su legado se puede tener conocimiento de todo el horror vivido en los centros de concentración nazis. |
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