En ocasiones el afán del autor por adornar con florituras un libro que no las necesita, desmejora el resultado final. Enrique Rentería destroza la sencillez argumental con desvaríos literarios que nada aportan a la trama. Oralia abandona la rutina diaria y su empleo como camarera de un restaurante chino, para acudir a la llamada de su madre que agoniza en un hospital. Allí su progenitora le expresará su última voluntad. Encontrar a su hermana gemela para darle aviso de su muerte. La novela es un viaje desde un pequeño pueblo fronterizo de México a Estados Unidos donde Rentería juega con varios contrastes: La violencia que sufren jovenes mujeres mexicanas a ambos lados de la frontera, por policías de migración corruptos, por grupitos de machos que abusan, golpean y violan en manada o simplemente la imposición de la fuerza frentea la vulnerabilidad, trata de ser compensada con la ayuda de seres desconocidos que no dudarán en tenderle una mano desinteresada y sacarla de los continuos aprietos. El interesante viaje, más allá de lo accidentado y los diversos personajes que aparecen y desaparecen a largo del trayecto acompañan y dan color a un texto con bastantes sombras. Es en la parte intimista de Oraila donde el autor no está tan acertado metiéndonos con calzador frases del libro de las mutaciones ( I. Ching) sin ton ni son. La novela, pese a tener buenos ingredientes está descompensada, sientes que se rompe la fluidez por detalles, que aún siendo originales y bien escritos, no se encuentran en el lugar más apropiado, si es que lo tienen. Mucho más interesado en el desenlace que en los adornos me queda una sensación extraña, el si pero no. La extravagancia de colocar en un belén a Batman, Superman y Blade montados en camello. Sin duda me quedo con ese mensaje de las dificultades que padecen las mujeres jóvenes en aquellas duras fronteras, el resto simplemente al autor no le sale. Un palomo cojo. Él lo guisa, y yo me lo como. + Leer más |