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Hacía tiempo que quería leer este libro porque había escuchado muy buenas críticas de él, pero debo decir que me ha decepcionado. La novela engancha al principio, con una serie de asesinatos muy macabros que se suceden en un pequeño pueblo de Navarra. Pero luego la narración se desinfla y se encamina por otros derroteros que nada tienen que ver con la investigación de los crímenes y que a mí, personalmente, me aburren. La mitología del lugar, la protagonista tiene apariciones extrañas, y un pasado traumático que arrastra desde pequeñas e entremezclan para darnos páginas y páginas que poco tienen que ver con el caso que nos ocupa. Casi todo el libro está contado desde el punto de vista de esta protagonista: la inspectora Amaia Salazar, que como toda buena policía novelesca que se precie tiene una infancia horrible y se desvive por su trabajo de una manera casi 'enfermiza'. Sin embargo la autora también nos deja introducirnos en ocasiones en el punto de vista de otros personajes, lo que si bien a veces puede ser un acierto, otras veces nos da pistas sobre el caso que no tiene la policía y que ayudan a anticipar o 'desvelar' un poco el final. Aunque el principio y el final del libro me ha gustado, creo que se enrolla demasiado en medio. Me costaba ponerme a leer aunque me moría de ganas de saber quién era el asesino. Otra cosa que tampoco me ha gustado son las descripciones, no es que yo sea enemiga de las descripciones extensas, pero detallaba el pueblo de un modo meticuloso con nombres de calles y todo, y eso en vez de dar ambiente y sumergirme en la novela me terminaba hastiando y me hacía salirme de la historia. Las peripecias de esta inspectora continúan en dos libros más, con otros dos casos (o eso creo), pero todavía no tengo claro si le voy a dar una oportunidad al segundo, por el momento no es una prioridad. Enlace: https://rastreadorasdelibros.. |
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