Sólo la oscuridad

ENGLISH REVIEW
I have had the privilege of enjoying the excellent version of “The Dark Remains” by William McIlvanney and Ian Rankin, published by Salamandra. This work is a perfect collaboration between the legendary godfather of Scottish Noir, William McIlvanney, who left behind half a manuscript that serves as a prequel to the trilogy featuring the original DI Laidlaw, expertly and authentically completed here by the creator of John Rebus, Ian Rankin. The year is 1972 and an atmospheric picture of Glasgow at this time is evoked, the grit and the grime, the poverty, high unemployment, alcoholism and domestic abuse, the casual brutality and violence, sectarianism, gangs, hard men, sexism, and misogyny. When the dead body of lawyer Bobby Carter, right-hand man and consigliere of gangster Cam Colvin, is found in the alley beside the Parlour pub, tensions escalate sky-high, the threat of rival gang wars exploding, hanging like a dark cloud, a metaphorical lit match thrown on a tinder dry bonfire.

DC Jack Laidlaw is now with the Glasgow Crime Squad, working on the case under the blindly ambitious DI Ernie Milligan. Laidlaw's partner, DS Bob Lilley, has been tasked with keeping an eye on him by Commander Robert Frederick. Not known for being a team player, Jack goes his own way, traveling by bus, staying at the Burleigh hotel for the duration of the case, leaving behind his unhappy wife, Ena, and his 3 young children, Moya, Sandra, and Jack. With his desk littered with philosophical texts, Jack is no ordinary copper, looking for answers in the nature of humanity, for whom every victim matters. Picking apart Carter's life, he follows a multitude of threads, a dancer, a former footballer, gang leaders and members, utilizing informants, but none of it adds up, what is he missing?

This book was a true pleasure to read, beautifully written, with the force of nature that is the poetry-loving Laidlaw believing “the law is not about justice. It's a system we've put in place because we can't have justice.” The highlights include the wonderful sense of the 1970s streets of Glasgow and the stellar characterisation, my favourites including the likes of Lilley, Ena, and crime boss John Rhodes. This work is an unmissable gift for everyone who loves the gritty crime and mystery genre, particularly that of Tartan Noir. Highly recommended. Many thanks to the publisher for an ARC.

SPANISH REVIEW
He tenido el privilegio de disfrutar de la excelente versión de “Solo la oscuridad” de William McIlvanney e Ian Rankin, publicada por la editorial Salamandra. Esta obra es una colaboración perfecta entre el legendario padrino del Noir escocés, William McIlvanney, quien dejó atrás la mitad de un manuscrito que es la precuela de la trilogía que presenta al original DI Laidlaw, hábil y auténticamente completado aquí por el creador de John Rebus, Ian Rankin. El año es 1972 y se evoca una imagen atmosférica de Glasgow en esta época, la rudeza y la mugre, la pobreza, el alto desempleo, el alcoholismo y el abuso doméstico, la brutalidad y la violencia cotidiana, el sectarismo, las pandillas, los hombres duros, el sexismo y la misoginia. Cuando se encuentra el cuerpo sin vida del abogado Bobby Carter, el hombre de confianza y consejero del gángster Cam Colvin, en el callejón junto al pub Parlour, las tensiones se elevan a niveles insospechados, la amenaza de una guerra entre bandas rivales pendiendo como una nube oscura, como una cerilla metafórica arrojada sobre un fuego de leña seca.

DC Jack Laidlaw ahora está con el Escuadrón de Crimen de Glasgow, trabajando en el caso bajo el mando del ambicioso DI Ernie Milligan. El compañero de Laidlaw, DS Bob Lilley, ha recibido la tarea de vigilarlo por parte del Comandante Robert Frederick. Jack no es conocido por ser un jugador de equipo y va por su cuenta, viajando en autobús, alojándose en el hotel Burleigh durante la duración del caso y dejando atrás a su infeliz esposa, Ena, y a sus 3 hijos pequeños, Moya, Sandra y Jack. Con su escritorio lleno de textos filosóficos, Jack no es un policía común, sino que busca respuestas en la naturaleza de la humanidad, para quien cada víctima importa. Desentrañando la vida de Carter, sigue una multitud de hilos, una bailarina, un exfutbolista, líderes y miembros de pandillas, utilizando informantes, pero nada encaja, ¿qué se le escapa?

Este libro fue un verdadero placer de leer, bellamente escrito, con la fuerza de la naturaleza que es el amante de la poesía Laidlaw, quien cree que “la ley no trata sobre la justicia. Es un sistema que hemos puesto en marcha porque no podemos tener justicia”. Lo más destacado incluye el maravilloso sentido de las calles de Glasgow de los años 70 y la caracterización estelar, mis favoritos incluyen a Lilley, Ena y el jefe del crimen, John Rhodes. Esta obra es un regalo imperdible para todos aquellos que aman el género del crimen y misterio áspero, en particular el de Tartan Noir. Altamente recomendado. Muchas gracias a la editorial por el ARC.
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Solo la oscuridad es una novela negra escocesa que se engloba dentro del subgénero TARTAN NOIR . Mafias, policía, guerra de bandas, miseria en las calles de Glasgow. No se por dónde empezar a alabar esta novela.

Os pongo en situación. Willaim McIlvanney es un grandísimo escritor escocés que murió en el 2015 dejando este manuscrito a medias. El final del libro fue encargado a Ian Rankin y si se unen dos escritores maravillosos ¿qué es lo que se obtiene? Podría haber sido una escritura diferenciada de ambos narradores pero no es el caso. No eres capaz de dilucidar hasta dónde escribió uno y dónde comenzó el otro.

Como representante de Tartan noir tenemos un protagonista el inspector Jack Laidlaw que es la representación del antihéroe. Es un policía desencantado con la vida personal, que sufre migrañas constantes, que va absolutamente por libre saltándose las normas que le parecen y que prefiere trabajar a pie de calle, con la gente. Digámoslo así, es un policía peculiar pero no de esos a los que ultimamente parecemos todos abonados.

La ambientación perfecta. Te sumerge en el Glasgow de principios de los 70, entre ese tira y afloja de bandas mafiosas, de luchas por territorios, drogas...

La narración sencillamente perfecta. En ningún momento se desdobla en dos escrituras por lo que te sumerges en las calles de Glasgow hasta que terminas la novela. Me ha parecido un libro muy cinematográfico, mientras lo leía era perfectamente capaz de imaginarme los escenarios, los diálogo, las calles... Y es que he de reconocer que he visto más pelis de mafia que libros leídos sobre este tema de ahí que me resultara tan sencillo visualizarlo. En fin, que me desvío. Los personajes me han encantado sobre todos Laidlaw y su compañero, y por qué no decirlo, los mafiosos también
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En “Solo la oscuridad”, el autor nos adentra en el mundo de la lucha de poder entre los diferentes grupos mafiosos de la ciudad de Glasgow y como intentan adquirir las mejores sillas y aumentar sus territorios basándose en la mentira, en los sobornos, en las amenazas y en los asesinatos, si hiciera falta.


Este mundo mafioso y, supongo que ficticio, creado por William McIlvanney y finalizado por Ian Rankin tras la muerte de su autor, está verdaderamente bien construido. Disfrutas de cada uno de esos matones que tienen personalidades muy distintas y bien marcadas, pero que, a la vez, tienen muy arraigado ese sentido de la lealtad y del poder de las mafias o, al menos, las que vemos en las películas a las que en algún momento se les hace un guiño dentro de la propia novela.

Pero el caso de Laidlaw y de sus compañeros es muy diferente. Creo que se ha caído en el tópico de los policías que son un poco inútiles a excepción del protagonista que se sabe que resolverá el caso solo.

Y así ocurre…

La novela discurre entre matones y policía, saltando de unos a otros para intentar explicar lo que ocurre en la historia. Sinceramente, me han gustado mucho más los capítulos de los mafiosos que en los que aparecía Jack Laidlaw, por la simple razón de que eran más sorprendentes e inesperados que lo del policía. En los de Laidlaw he llegado a tener la sensación de que aparecía porque alguien tenía que preguntar casa por casa y a un bando y a otro para que el caso se resolviera, pero poco más.

No soy experto en novela negra y, además, es la primera que leo de William McIlvanney y de Ian Rankin, pero de las pocas novelas de este género que he leído, “Solo la oscuridad” no es de las más sobresaliente.


Muchísimas gracias a Ediciones Salamandra por el envío del ejemplar para reseña.
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