InicioMis librosAñadir libros
Descubrir
LibrosAutoresLectoresCríticasCitasListasTest
ISBN : 8417263802
272 páginas
Editorial: Baile del Sol (30/11/-1)

Calificación promedio : 2.25/5 (sobre 2 calificaciones)
Resumen:
Candela lleva muchos años casada. Su marido, Emilio, está perdiendo la razón y ella siente que no tiene fuerzas para mantener el rumbo de su matrimonio. Su única esperanza es vender la casa, pero esto desata un conflicto familiar.
Candela se refugia en sus coplas y en sus recuerdos, en sus conversaciones con Dora, la cuidadora cubana, y con Elena, su sobrina. Pero también adquiere protagonismo Irene, una joven vecina que comienza a enfrentarse a todas las inc... >Voir plus
Comprar este libro en papel, epub, pdf en

Amazon ESAgapeaCasa del libro
Críticas, Reseñas y Opiniones (2) Añadir una crítica
MarioG17
 31 December 2021
Suele decirse, y con razón, que ante las grandes decisiones de la vida hagamos siempre lo que nosotros sintamos que debamos hacer. Si sale mal y nos arrepentimos de lo ocurrido, que al menos lo hayamos decidido nosotros, no otros, porque luego duele mucho que un suceso condene tu vida y que, encima, lo hayan decidido otros por ti.
Candela, la protagonista de Casa cerrada (Baile del sol, 2021), es una víctima de las decisiones y los consejos de los demás, de esos que sientan cátedra. Está casada con (y cansada de) Emilio, que padece alzhéimer, pero ya no lo soporta. No está cómoda con él por las cosas que hace y dice, aunque siente pena, y decide vender la casa. Sin embargo, este acontecimiento desata un conflicto entre Candela y los hermanos de Emilio, que acuden raudos como buitres a hacerse con los bienes que le corresponden a su hermano, indefenso ante la enfermedad. O, directamente, a echar de la casa al matrimonio anciano para quedarse con ella.
Esta novela de Ángela Ramos (Santa María de Guía, Gran Canaria), dividida en dos partes, está localizada en Canarias en los años noventa, porque Emilio dice que Felipe González va a convocar elecciones y están con el cambio de pesetas a euros. Muestra el conflicto desde la perspectiva de Candela, que, cansada de luchar y de vivir una vida que no ha querido nunca, se refugia en la letra de las coplas y en sus recuerdos. Por su memoria pasa Dora, una de las varias cuidadoras que tuvieron en casa, así como su tía Florentina, con la sorprendente ausencia de sus padres, a los que apenas menciona.
Candela cuenta con el apoyo fiel de Elena, su sobrina, y con la compañía de Irene, una veinteañera que trabaja de cajera en el supermercado que hay al lado de la casa. Precisamente es al padre de Irene a quien Candela piensa venderle la casa, pero los hermanos se interponen y se lo impiden. Emilio tiene muchos hermanos, como una hidra cuyas cabezas se multiplican, aunque no todos son malos ni aprovechados. Es un matrimonio con poco dinero, y su oferta les agrada: les dejará vivir en esa casa hasta que fallezcan si a cambio se la venden a precio reducido.
Mientras tanto, aparece en el barrio Alberto, un hombre que le gustaba a Candela antes de casarse con Emilio, y con el que no se unió por consejo de sus allegados. Alberto es un recuerdo que vuelve y se personaliza para poner su vida más patas arriba de lo que ya estaba. Se casó finalmente con Emilio, con quien jamás ha tenido relaciones. Con Emilio no se ha sentido mujer, y ha vivido amargada. de hecho, padeció durante parte de su vida depresión, y el recuerdo de cómo habría sido su vida de haberse casado con Alberto la asalta con frecuencia.
Candela se queja de que, hasta hace poco, su casa ha estado llena de gente, sobre todo familiares, pero ahora se ha vaciado. O no del todo, porque no paran de entrar, violando la intimidad de su hogar, los hermanos de Emilio en busca de carroña. Ella critica a Emilio y su obstinación; su relación, excepto en algunos momentos de lucidez de aquel, es muy mala e insostenible.
La protagonista maldice la soledad que padece, que siempre parece haber padecido. Siente frustración por haberse casado con Emilio, y más ahora que ella sola debe enfrentarse a sus cuñados y defenderlo a él. Debe soportar los actos irracionales de su marido, que un día tira todas las macetas que él había cultivado y cuidado con cariño durante años. Ve la decrepitud de Emilio, cómo le cuesta caminar, cómo se le olvidan las cosas, y llega a temer que la agreda.
Emilio tiene una visión machista y retrógrada. Podemos pensar que es a causa del alzhéimer o que realmente piensa así. La propia Candela reconoce ser víctima de una época que juzgaba a las mujeres y las culpaba. En el momento de la historia (recordemos: años noventa) se siente en el barrio como en una cárcel, con miedo a las habladurías por lo que pueda hacer.
La protagonista critica la soledad que las personas mayores sufren en la actualidad, en la era del individualismo, a diferencia de antaño, cuando eran arropadas por sus familiares. Plantea, en sus conversaciones con Irene, temas delicados. Por ejemplo, si es mejor vivir con sufrimiento y enfermedad o morir y evitarlo.
Candela tiene un dolor en la cadera que la ataca de repente y que es el reflejo del malestar con su situación. Ese dolor le impide caminar y se agudiza en momentos concretos, igual que ocurre con el conflicto entre ella y sus cuñados por sus bienes: aparecen de forma repentina y le impiden avanzar, como ese dolor de cadera, en la venta de la casa. Además, la casa, que Candela siente fría, sufre un pequeño derrumbe, y empieza a hacerse pedazos, como las vidas de los que allí viven.
Entre la abundancia de personajes femeninos, hay que destacar la relación entre Candela e Irene. Lo que sería una relación de vecinas, que por edad parecieran casi abuela y nieta, se transforma en esta historia en una relación de amistad y consuelo mutuo. Hay un contraste de experiencia entre una y otra. Sin embargo, también hay una similitud que las une: ambas son vírgenes (Candela con sesenta y tantos, Irene con veintitrés), aunque ambas pierden la virginidad durante el transcurso de la historia.
Asimismo, hay un contraste entre el matrimonio tradicional, que Candela y Emilio protagonizan y del que se arrepienten, y las relaciones entendidas a finales del siglo XX y principios del XXI, representado por Irene, la veinteañera que no tiene ni quiere novio porque cuando llega a su casa y ve a sus padres discutiendo se le quitan las ganas de tener ese futuro.
También llama la atención la ayuda que le presta Elena. Si no fuera por ella, Candela se habría hundido y sus cuñados habrían logrado desterrarla de su casa, quién sabe si hacia una residencia o hacia el cementerio. Elena acude rápidamente cuando se inicia el conflicto, cual Ariadna, y le tiende a Candela, convertida en Teseo, un hilo fundamental.
Entre estas páginas se habla del abandono y el maltrato a la vejez, el amor, la soledad, el hastío vital, el deseo, la depresión, el paso del tiempo, la emigración y el sentido de la vida cuando parece que estás en un laberinto sin salida y lleno de monstruos que acechan. También se habla del perdón, la crítica a la religión, la desmitificación del amor romántico y la maternidad, la reivindicación de hacer con el propio cuerpo lo que se quiera, la imposibilidad de volver al pasado para cambiar las cosas, y de aquellas personas que prefieren la mentira, si permite soñar, a la triste verdad. A estas últimas, siendo sinceros, no podemos reprocharles nada.
Así, el existencialismo de la protagonista y de algún otro personaje como Irene conduce al lector a reflexionar. En la última parte de la Casa de Papel, si no recuerdo mal, se dice que madurar es ir descartando sueños. Candela los fue descartando desde que se casó hasta que enfermó Emilio, donde ya no le queda ninguno al que agarrarse y teme caer. Hasta que aparece Alberto. Ahora, con su presencia, Candela también teme caer en los rumores de los vecinos. Tiene miedo de su reencuentro con él, y no sabremos hasta el final si se debe a que es una mujer reprimida o a algún episodio del pasado. Siempre tendrá la espina del «qué hubiera pasado si...».
Candela tiene una visión de la vida muy negativa, como un valle de lágrimas: se viene a la vida a sufrir, no hay escapatoria. También es cierto que lo hace porque, cuando se encuentra indefensa, muchos deciden atacarla. de hecho, dice por lo menos en cinco ocasiones que no se enfrenta con sus cuñados porque no le salen las palabras y no puede.
Como conclusión, quería destacar que la historia es demasiado larga para la acción que tiene, puesto que se pasa la mayor parte de las páginas repitiendo el mismo esquema. Grosso modo: ataque de los cuñados a Candela, reflexión de esta sobre su pasado y su indefensión, defensa de Elena, y vuelta a empezar. El personaje de Irene se pasa más de doscientas cincuenta páginas hablando solo de la enfermedad y posible muerte de su gata o de sus idas y venidas con el veterinario, y llega un punto en que cansa, porque se le pide que tenga algo más de conversación. Sin embargo, el conjunto de la historia es bueno y refleja temas importantísimos. Asimismo, el final es muy inteligente y alejado completamente de arquetipos, por lo que debo alabarlo.
+ Leer más
Comentar  Me gusta         10
Leyendoesgerundio
 07 January 2022
Lo primero dar las gracias a Babelio y a la editorial Baile del Sol por el envío del ejemplar.

Cuando leí la sinopsis de este libro, me llamó bastante la atención, lo empecé con ganas pero según he ido avanzando la historia, no ha llegado a hacerme sentir nada especial y tampoco he empatizado o congeniado con ninguno de los personajes. Os dejo la sinopsis para que os situéis en la historia:

-Candela lleva muchos años casada. Su marido, Emilio, está perdiendo la razón y ella siente que no tiene fuerzas para mantener el rumbo de su matrimonio. Su única esperanza es vender la casa, pero esto desata un conflicto familiar.
Candela se refugia en sus coplas, y en sus recuerdos, en sus conversaciones con Dora, la cuidadora cubana, y con Elena, su sobrina. Pero también adquiere protagonismo Irene, una joven vecina que comienza a enfrentarse a todas las incógnitas de la vida. Los distintos puntos de vista de estas mujeres, que se encuentran en momentos vitales muy alejados en el tiempo, se despliegan en la novela en un juego de contrastes.
De manera inesperada, aparece Alberto, el hombre temido y deseado, del que huyó para acogerse a la seguridad de Emilio. Alberto representa las esperanzas de dar un nuevo rumbo a su vida, pero también del temor a equivocarse.

Como os iba diciendo en un primer momento pensé que esta novela sería de mi estilo ya que los temas a tratar me parecen bastante interesantes, entre ellos, la dificultad de hacerse mayor en un entorno rural, añadido a ello estar sola junto a tu marido que comienza a demenciarse y no tener recursos en general de ningún tipo pero sobre todo económicos. Tampoco contar con un apoyo familiar sólido, siendo los hermanos de tu marido los protagonistas de continuas disputas por la casa que tú misma compraste y de la que quieren apropiarse, pero a la hora de ir a ayudar en casa nadie se presta y quién lo hace es aprovechándose del poco dinero que tienes.

Candela es una mujer que no me ha inspirado nada, solo melancolía, y es un sentimiento que a lo largo de la historia me ha transmitido sensaciones negativas, no he conseguido congeniar con ella, me ha parecido una queja constante, ha sido ninguneada a lo largo de su vida acatando las decisiones que otros han tomado por ella.

Admiro que la mayoría de personajes que han tenido protagonismo en la historia sean mujeres, y el gran contraste de personalidades que hay entre ellas, Dora, la cuidadora cubana de Emilio, es todo lo contrario a Candela, es una mujer echada para delante que sabe buscarse las habichuelas y que no se corta en decir lo que piensa parando los pies a todo el mundo, incluidos los hermanos de Emilio.
Irene es una chica joven que trabaja en el supermercado del pueblo y que se hace amiga de Candela, llegando a tener una relación parecida a la de abuela y nieta.
Y Elena su sobrina, su fiel apoyo en esta lucha, la única de la familia que busca su bienestar sin obtener nada a cambio.

Más adelante aparecerá en escena Alberto un antiguo amor que pondrá su vida patas arriba en el momento en que más inestabilidad tiene, tanto emocional como física.

Más motivos por los que quizás no he llegado a congeniar con la historia es la manera en la que está escrita, y que para mi gusto la trama es demasiado estática.

Lo único positivo que veo como he dicho antes, son los temas a tratar, la soledad, la vejez, la frustración de hacerse mayor y no haber hecho todo lo que querías, los recursos en el entorno rural, el paso del tiempo, son alguno de ellos y es totalmente necesario darles visibilidad en estos tiempos y en la sociedad en la que vivimos.
+ Leer más
Comentar  Me gusta         50
Citas y frases (1) Añadir cita
LeyendoesgerundioLeyendoesgerundio07 January 2022
La juventud es la época de los grandes sueño, aunque ya luego el paso del tiempo se empeñe en quitártelos de la cabeza por si verdaderamente te pertenecen.
Comentar  Me gusta         10
Libros más populares de la semana Ver más
Comprar este libro en papel, epub, pdf en

Amazon ESAgapeaCasa del libro




Test Ver más

Familias en la literatura

"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo" ¿El personaje de qué libro está hablando?

Dr. Castel, de La Peste
Meursault, de El extranjero
Javier, de Cambio de piel

14 preguntas
51 lectores participarón
Thèmes : novela , familiaCrear un test sobre este libro