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Todos somos villanos aspiraba a ser un librazo de los que te duran un solo día entre las manos de lo adictivo que se planteaba en un principio. Pero pronto nos damos cuenta de que se queda en algo poco más que aspiracional. Inicialmente, el libro, a mi parecer, comienza de una muy buena manera, algo lento, pero sin duda capta la atención del lector en seguida. Gracias al dinamismo de la historia y el contexto de los personajes y ellos mismos, no podremos dejar de leer hasta que desvelemos el misterio al completo. El problema de esto, es que no hay que estar muy avispado para desentrañar dicho enigma con demasiada rapidez, lo que hace que el resto de la historia se haga demasiado larga y prácticamente inútil porque ya sabemos qué es lo que ha pasado y por supuesto, lo que pasará. Este sin duda es lo que más le resta al libro, la linealidad, la falta de giros dramáticos y la previsibilidad. Por otro lado, creo que la presencia de Shakespeare durante toda la trama es igual de original y novedosa, como repetitiva y cansina, por lo me parece totalmente prescindible. Me da mucha pena porque el libro pintaba muy pero que muy bien, pero no me ha acabado convenciendo... aunque como lectura entretenida sin mucha profundidad no está mal. |
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