La casa de las magnolias

Comencé mi lectura con ciertas reservas, apremiada por la necesidad de terminarla, pero, al final, me he metido en la historia gracias a las distintas voces que me han ido hablando. Cada una de ellas en su propia medida: Isabel, sus miedos y carencias; Aurora, su fuerza y su pasado; Cristina, su soledad y su rabia; y alguna más que se va mostrando para poder completar todo ese pasado que marcó el presente, tanto de Aurora como de Isabel.

La casa de las magnolias comienza con la muerte de Aurora, la madre de Isabel. Este hecho la deja devastada y desubicada. A partir de ahí, diferentes casualidades van llevan a Isabel a descubrir algo del pasado de su madre. Además, con la máxima de que el lector sepa mucho más que los personajes, viajaremos hasta los años 30, a esa infancia y juventud que Aurora ocultó a su hija.

Como si estuviéramos desligando una madeja, iremos descubriendo qué pasó, cuándo pasó y por culpa de quién, y así construiremos cómo acabó Aurora viviendo con Isabel en Santillana. Para mí, este proceso narrativo Nuria ha sabido gestionarlo muy bien, a pesar de que el uso de la primera persona y el tiempo presente es complicado. Cada una de ellas nos habla directamente, acercándonos a sus pensamientos, y todas estas voces componen la historia que Isabel desconoce sobre el pasado de su madre.

La familia, el amor, la amistad, el trabajo, el hogar, la soledad, el descubrimiento, la aceptación, el dolor, el arrepentimiento, el perdón, son algunos de los conceptos que da cabida esta historia. Además, creo que, sin haberlo pretendido, la ambientación de una época (años 30) está muy presente, aunque sea casi como el tapiz donde se entiende que ellas sean así y actúen de esa manera. Está llena de pequeñas referencias a los indianos, a Cuba, a la emigración de los españoles, al analfabetismo, al matrimonio, a la educación, al dinero, a las diferencias sociales y, sobre todo, a la guerra, aunque sea algo que pasa, dejando huella en algunos de los personajes.

Me ha gustado su ritmo, me ha gustado la sencillez de la historia, me ha gustado su estructura, me han gustado ellas, he adorado a Aurora y a Gloria, he sentido como si pasease por el enorme jardín de la Casa de las magnolias, me he acercado al río, he jugado con ellas en la cabaña y he aprendido sobre las distintas relaciones entre todas estas mujeres. Eso sí, no he sufrido, de ahí la comodidad que he encontrado mientras leía: ha sido un paseo agradable.

En el encuentro online que tuvimos, organizado por Babelio, con la autora, ella dijo que, en cierta manera, la historia también era un viaje de formación, en el que Isabel necesita mirar al pasado para conseguir avanzar hacia su futuro, y no puedo estar más de acuerdo, a pesar de que Isabel no es la protagonista de esta novela pero sí sobre la que recae el peso del recuerdo.

En resumen, me ha parecido que, si bien no es una gran historia, sí es una buena lectura
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