Un marido inventado

Desde que en Por culpa de miss Bridgerton nos presentaron a los Hermanos Rokesby, sabía que al igual que con la familia Bridgerton terminaría enamorándome de cada uno de ellos. Así que desde la mitad del libro, en que nos cuentan que algo le ha pasado a uno de los hermanos de George, tenemos esa espinita de preocupación que queremos apagar al enterarnos de que es lo que realmente le ha pasado.

Afortunadamente para los lectores, esta segunda parte trata sobre el segundo hermano… Edward Rokesby.

Al inicio lo conocemos desorientado, sin fuerzas... Y sin un solo recuerdo de lo que ha pasado durante tres meses. Salvo que cuando finalmente ha abierto los ojos, la mujer más hermosa está frente a él y parece ser que es su esposa.

Por lo que no puede evitar preguntarse cuando ha ocurrido tal acontecimiento y porqué motivo no tiene idea de cuando se ha casado con la hermana menor de su mejor amigo.


“No tenía fuerzas para resistirse a él. No cuando era de ese modo: gracioso y tierno. Además, era evidente que se alegraba de haberse despertado casado con ella.”
Cecilia Hancourt ha recibido el aviso de que su único hermano (quién es militar) ha sido herido en batalla, palabras que rompen el corazón de su pequeña hermana porque ahora se encuentra sola y con dos opciones que no le deparan un futuro feliz. Así que sin pensarlo dos veces, compra un pasaje en un barco para ir en búsqueda de quien es su protección.

No obstante, la joven no contaba con que la milicia fuese bastante estricta y le negaran acceso a información sobre su familiar. Hasta que escucha que un hombre ha sido herido y responde al nombre de Edward Rokesby. Cecilia lo reconoce, es el Capitán que fue asignado a ser el compañero de cuarto de su hermano y con quien en repetidas ocasiones entablo una amistad en las cartas que enviaba a su hermano.

Por lo que sin detenerse a pensar en las consecuencias, suelta que el herido es nada menos que su marido. Lo que inmediatamente la convierte en la esposa de un capitán y más importante, el hijo de un duque. Por ende, su estatus social asciende y por ello debe recibir mayor apoyo por parte de las autoridades para ofrecer una búsqueda para su hermano mayor.

Mientras tanto, cuidara de su “falso esposo”, pues ahora que esta inconsciente y está utilizando su apellido para fines personales, lo menos que puede hacer es apoyar a este hombre al que le tenía estima Thomas y en cierta forma, ella también.

“Todo el mundo merece que lo cuiden. Imagino que algunas personas más que otras.”

Por otro lado, Edward recupera la conciencia. Presenta dolor y se siente débil, pero sus malestares pierden importancia cuando lo primero que puede apreciar es que una hermosa joven -que ha estado presente en su cabeza desde hace un tiempo- está frente a él. “Cecilia” es la primera palabra que sus labios pronuncian. Aquella señorita es la hermanita de su mejor amigo, quién ha logrado sacarle una sonrisa tras leer su correspondencia y quién se ha instalado en su corazón.

Ella está ahí y le aseguran que es su esposa.

Demasiada información para procesar para un hombre herido, se siente confuso y a la vez feliz de tener a Cecilia a su lado, y aunque no recuerde como paso a convertirse en un hombre casado, desea que esa joven sea feliz y quiere que este a su lado.

Así que como un hombre enamorado anhela recordar cómo es estar casado con ella y así mismo lograr hacer feliz a su mujer, por lo que a pesar de su condición hace de todo por encontrar a su ahora “cuñado”.

Y es que aunque Cecilia sabe que está mal mentirle a ese hombre apuesto y amable, no puede encontrar la ocasión perfecta para desmentir todas las mentiras que han salido de su boca… Mucho menos cuando comienza a enamorarse de Edward Rokesby.

Si bien, iniciar una relación a base de mentiras es lo más horrible que pueda hacer. Cecilia no ha iniciado esta red de falsas “afirmaciones” con intenciones ocultas. Es entendible que es una joven que se ha quedado sola, por lo que ha salido su lado valiente que desea sobrevivir sin tener que depender de nadie.

Pero cuando Edward le ofrece lo que nunca ha tenido, es inevitable que su corazón comience a dudar. No obstante, ninguna mentira permanece intacta por siempre, por lo que es cuestión de tiempo para que la verdad salga a luz o en su defecto, que el joven recupera la memoria.

Un marido inventado es una novela divertida, con situaciones coquetas, mucho romance y dramatismo trágico. Es una obra que te enamora con sus personajes, sus personalidades y su humor tan característicos de los caballeros descritos y formados por Julia Quinn. Es maravillosa, única y atractiva, por lo que no se van a arrepentir si le dan una oportunidad a esta segunda parte.