El vizconde que me amó

Anthony Bridgerton ha demostrado ser un cabeza de familia impecable, desde el día de la muerte de su adorado padre, asumió con entereza las responsabilidades que un vizconde debe llevar. Sin embargo, a cuestas carga una rara obsesión con la imposibilidad de superar a su progenitor en todos los aspectos.

Ha decidido sentar cabeza y buscar esposa, una que no represente mayor esfuerzo que las trivialidades de un vizcondado: dar herederos y una amigable relación; tiene demasiado claro que no habrá espacio para el amor y ha encontrado la candidata perfecta, pero tendrá que pasar por el crítico filtro de la hermana mayor de ésta.

No lo tendrá fácil, pues Kate ha profesado su rechazo abiertamente a ese cortejo y él tendrá que demostrarle si es o no merecedor de la mano de su hermana. El proceso se hace cada vez más pesado, pues la que sería su cuñada no deja de incordiarlo y enfrentarlo con su talante e inteligencia, haciendo que los planes de Anthony tomen una dirección inesperada.