El duque y yo

Nueva temporada en Londres
Dafne está un poco cansada ya. Desde que la presentaron en sociedad el año anterior, su madre, Violet Bridgerton, no ha parado de presentarle posibles maridos. Y es verdad que ella quiere casarse, pero es agotador conocer cada noche a un nuevo pretendiente con el que al final no se llega a nada. Y es que todos la ven como la amiga perfecta. Por eso, cuando el nuevo duque de Hastings, conocido por ser un vividor que se niega a casarse, llega a la ciudad y le propone a Dafne fingir su noviazgo a ella le parece hasta un buen plan.
Pero, como todos sabemos, estoy iba a terminar como el rosario de la aurora y es que una novela donde los clichés nos salen por todas partes (la buena idea que no lo es tanto, el friends to lovers, el hermano sobreprotector, etc.) pero que se usan muy bien y manera cómica. Como os imagináis, la historia se centra en cómo Dafne y el dique terminan enamorándose «por accidente» y cómo se podría salvar esa oposición férrea del duque de Hastings al matrimonio.
Una de las cosas que más me ha gustado en este sentido, es que la novela sabe a lo que va por lo que no tendremos requiebros y miles de giros para alargar la trama, la novela tiene la extensión necesaria para desarrollarse con sus tensiones y su intriga, pero sin torturar, cosa que en mi caso agradezco mucho.
De toques y retoques
La novela aparte de ser romántica histórica tiene añadido un toque cómico, de humor que le sienta muy bien a las intrigas de salón. Es cierto que este está más potenciado en la serie y en ese sentido la disfrutado más, pero la novela lo tiene. No entendamos que ese humor va a residir en escenas facilonas o banales, para nada, lo encontraremos en los diálogos mordaces entre los personajes, que dirán y no dirán, pero dejarán ver. Un juego de sutilezas que está muy bien llevado y que se disfruta mucho por parte del lector.
Por otra parte, los personajes de Dafne y el Duque me parece que están muy logrados y bien construidos. Desde el principio en ambos casos, se nos dejan las cosas bien claras: el sueño de ella es casarse y tener hijos, el de él no casarse y que el ducado de Hastings muera con él. Sin embargo, en ambos casos tendremos un trasfondo que da sentido a estas dos determinaciones (aunque sí, más en el caso de Simon que en el de Dafne).
Sin embargo, a este respecto y en comparación con la serie, me ha gustado como la serie ha eliminado algunas asperezas de la novela. En primer lugar, es cierto que la novela no se centra en el derecho a la mujer (al menos no en su primer volumen), a pesar de que Dafne muestre su fuerte carácter y determinación. La serie, por su parte, sí lo hace y me parece que en ese sentido gana bastante. No obstante, aunque solo sea en una cosa, sí me parece que la serie gana a la novela. En un momento determinado Dafne hace una cosa que en la novela queda un poco velada, un poco en el «puede ser o no», serían conscientes o no; mientras que en la serie se le quita el velo a todo esto. Sé que hablo en el vacío para no hacer spoiler, pero es que me sentó muy mal que Dafne fuera capaz de hacer una manipulación tan horrible, en un momento tan horrible escudada en su ingenuidad.
El placer de lo sencillo
Lo cierto es que más allá de esta última cosa, serie y novela me han encantado. Centrándome más en la novela, me ha gustado por su estilo sencillo y fluido, por su ingenioso humor y por la creación de unos personajes que no pueden sino gustarnos. Dafne con su buen conocimiento de la sociedad, pero su crítica sutil (aunque a ratos mordaz) de lo que es esta sociedad; Simon con su visión masculina de la misma, pero también con un trasfondo personal que nos conmueve e inquieta a partes iguales. ¿Será capaz de superarlo?
Por otro lado, que la serie literaria continúe es un alivio para el lector, ya que la potencia de la ambientación y de los personajes en este primer tomo nos deja muy buenas perspectivas para los siguientes. Espero que os animéis a adentraros en esta familia que tiene mucho de particular.



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