Las aventuras de Robin Hood

Robin Hood es uno de esos personajes que no necesita presentación alguna. Todos hemos visto alguna de las tantas apariciones y adaptaciones que ha tenido tanto con actores como animado a películas y series —hasta en un capítulo de Doctor Who sale—. Lo cierto es que, Robin Hood es, sin duda alguna el arquetipo del héroe forajido del folclore inglés medieval y que ha sido referenciado en tantos formatos tan diferentes y tiene tantas apariciones literarias, que llega un punto en el cual es difícil distinguir las “verdaderas” de las falsas aventuras.

Esta es la versión de Howard Pyle de la historia, esta versión viene acompañada de las ilustraciones que el mismo autor preparó para la edición y, en el inglés original, el tono intenta emular el inglés antiguo que se asume Robin habló. de un estilo picaresco, Las aventuras de Robin Hood va a narrar a grandes rasgos cuatro acontecimientos importantes en el bosque de Sherwood: La llegada de Robin Hood al bosque mismo —motivo que yo ignoraba hasta que leí este libro—, la conformación de la banda de Robin, las aventuras de la banda —bien sea en conjunto o de algunos de sus miembros— y el final y reencuentro de la banda años después de la visita del rey Ricardo Corazón de León al bosque.

A lo largo de los años ha habido varios investigadores que se han propuesto encontrar los orígenes de Robin Hood e incluso al verdadero y único Robin Hood, pero llega un momento de la historia en donde todo se vuelve confuso, lleno de referencias cruzadas y en la que el nombre, apellido y “profesión” eran bastante comunes —Algo así como ahora llamarse David Jaramillo y ser ‘trader'—. El personaje como tal está inspirado en Ghino di Tacco, un famoso ladrón italiano del siglo XIII que aparece mencionado en La Comedia de Dante y el Decameron de Bocaccio. Lo cierto es que, el personaje tiene su base histórica en la existencia de bandas armadas de campesinos y leñadores dedicadas al robo y hostigamiento de la nobleza, luego de la invasión normanda del siglo XI. La primera mención del personaje se remonta al siglo XIV y desde ese momento no han dejado de aparecer nuevas versiones y adaptaciones. Lo curioso del asunto es que la mayoría de las fuentes coinciden en las mismas historias, narradas con menor o mayor detalle y con alguna que otra variación, algo curioso y que quizás responda al asunto de la temporalidad de una y otra versión. Así que, al menos a mí, no me queda aún claro si existe algo parecido a un canon de relatos sobre Robin Hood, algo que sí existe sobre el Rey Arturo, otro personaje sobre el cual se ha dicho y hecho todo lo habido y por haber hasta el cansancio.

Las historias son contadas por un narrador que hace las veces de bardo ante una taberna colmada de comensales expectantes por saber el final de cada una de las historias en las que se ve involucrado Robin o alguno de los miembros de su banda. Esto queda muy claro en el uso del plural a la hora de referirse al lector: da la sensación de dirigirse a un público que sigue el hilo de las historias que cuenta.

Estas andanzas que por momentos me recordaron a las vividas por el Quijote en tierras ibéricas están llenas de refranes y canciones. Los primeros a veces no los entendí por falta de contexto, quizás, y las segundas son un deleite, pero es obvio que hay cosas que se pierden en la traducción y que no encajan con la métrica original. Si bien el título hace referencia al personaje principal de la banda, acá no hay solo aventuras en las que él es el protagonista, otros miembros de la banda harán de las suyas en algunas de las historias con el fin de darle un toque más global a las historias y que no se centren únicamente en Robin y que el papel principal se reparta entre todos de alguna forma “equitativa”.

Pero no todo lo que reluce es oro y pronto queda en evidencia una astucia desmedida atribuida a Robin Hood, el cual siempre va a salir adelante en todo por medio de sus habilidades siempre superiores a las de los contrincantes de cualquier miembro de la banda. Llega un punto en el que me llegué a preguntar si de verdad Robin es tan astuto como nos lo han hecho creer durante tanto tiempo o el Sheriff es demasiado ingenuo o tonto, porque en serio que hay momentos en que se pasa. Yo de rey jamás hubiera podido con un ciervo tan incompetente bajo mi dominio. Este es uno de los principales motivos por el cual prontamente las aventuras que cuenta el libro se tornen monótonas y sepa uno cómo van a terminar, devienen en una repetición de la misma fórmula con algún cambio en los personajes involucrados y el lugar del enfrentamiento.

No por eso, el final de la historia deja de ser emotivo y nostálgico: habrá despedidas, la vida después del bosque de Sherwood, el reencuentro y un digno final para este ladrón que siempre cuidó el bosque y a sus habitantes de las injusticias de los que gozan de privilegios desmedidos simple y llanamente por gozar de una mejor posición dentro de la sociedad.