Cardumen

Hay libros que lo sabes. Después de pocas páginas, lo sabes, lo tienes claro: se van a quedar a vivir en ti para siempre. Así ha sido ‘Cardumen' para mí.
 
Una suerte de saga familiar ambientada en Vigo, con una narradora que a partir de lo que le cuentan sus abuelos y la observación de objetos que pertenecieron a sus antepasados, irá hilando recuerdos e historias que le contaron para realizar un retrato de la vida en las primeras décadas del siglo XX en esa ciudad gallega. Pero es, sobre todo, un relato sobre personajes, la Historia es tan solo el telón de fondo.
 
Una familia pudiente que va perdiendo poco a poco su poder económico, un tío lejano que parte a “hacer las américas” después de fracasar en todo lo que intenta, una viuda que vivirá del recuerdo de lo que pudo ser, el abuelo que emigró a Argentina y volvió cargado de anécdotas, una abuela que habla bajito de los recuerdos de la guerra…  una nieta que investiga, que rescata, que nos cuenta, para que los que ya no están no dejen de existir.
 
Eso sí, Vigo tiene un papel protagonista, una ciudad que crece y cambia, se nutre de lo ajeno y no siempre valora lo propio. Vigo como hogar, como cárcel, como patria añorada.
 
Con un inicio en el que acompañamos a abuela y nieta en la tradición anual de ir cada inicio de noviembre a limpiar las tumbas de los antepasados. Donde la pequeña se interesa sobre quienes descansan en el cementerio civil, sobre cuyas sepulturas, durante años su abuela depositó claveles rojos. Con un final que es imposible leer sin las emociones a flor de piel.
 
Una historia de ausencias, de viajes, de apoyo, de lucha, de injusticias. Una historia donde no todos los finales son felices, pero donde se recuerda que el verdadero enemigo es el olvido. Y que mientras recordemos, los nuestros vivirán en nosotros. Una oda a los relatos familiares, que nos enseñan quienes somos y quienes fueron aquellas personas que nos miran desde las fotografías del salón.
 
Originalmente escrito en gallego y traducido por la propia autora, ‘Cardumen' es una preciosidad en forma y contenido. Con mil frases para marcar, releer y recrearse en el placer de leer.
 
Familia, amor, amistad son los óleos con los que Rexina Vega pinta este cuadro en forma de libro sobre la memoria. Precioso e inolvidable.

No puedo evitar establecer un paralelismo entre la primera escena de esta novela y las primeras imágenes de la película Volver de Pedro Almodóvar. Esas mujeres que se encargan de limpiar con esmero las lápidas de los que ya no están, que arrancan las hierbas muertas como intentan arrancar los recuerdos desagradables o las ausencias que son más pesadas con el paso de los años.

Rexina Vega nos introduce en el Vigo de finales de la Segunda República, en un compás entre las fiestas y los primeros coletazos de tensión y violencia que preceden a la guerra. Una historia en el pasado que conecta con el presente, con una niña que recopila la historia familiar gracias a los relatos y los objetos; gracias a las imágenes que otros proyectan para ella en el espectáculo de la memoria.

No es solo una historia de lo que permanece, sino de lo que tuvo que marchar, ya que también nos hablará de la búsqueda de una vida mejor que llevó a muchos vigueses a cruzar el charco: con toda la soledad y la valentía que estos puntos y aparte supusieron en la vida de muchas familias.

Es una novela cálida pero áspera como la vejez, con un registro amargo como el del café ahogado en minutos. Pero también creo que es una novela que me resulta plana por momentos o quizá es que la temática no me resulta lo suficientemente atrayente para conseguir mantener mi atención siempre al mismo nivel.

Ya he comentado en otras ocasiones que no me interesan demasiado las historias ambientadas en la guerra civil española (tampoco sabría explicar muy bien el motivo) pero este hecho no quita que el texto pueda resultar sugestivo para los que gustéis de esta temática, ya que mantiene una línea poética muy agradable de leer.

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Hablar de la historia de nuestros antepasados es, en cierta manera, hablar de nosotros mismos y de la historia colectiva de todos, de nuestra familia, nuestra sociedad o nuestro país.

“Cardumen”, de Rexina Vega, es una historia que aúna pasado y presente en un relato centrado en la memoria familiar de la narradora y en los sucesos que tuvieron lugar en la vida de sus antepasados hasta llegar a ella.

Una historia fluida y apasionada, llena de voces olvidadas que estremecen y consiguen sumergir al lector en sus páginas. Una historia muy bien escrita que te llega, con la que es fácil conectar, pues pudiera ser parte de la historia de cada uno de nosotros.

Es un gusto toparse con voces así, que reclaman la vuelta a la memoria de los olvidados, que claman justicia y nos ofrecen tanto y, sobre todo, tan bueno.

Un relato corto, cómodo y con mucho que ofrecer, que me ha sorprendido y me ha regalado grandes momentos de lectura.