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Estoy un poco sorprendido por las notas y la excelente acogida en general que ha tenido la nueva saga que Santiago Posteguillo comienza con este Roma soy Yo, sobre la vida de Julio César, personaje ya de por si muy trillado y sujeto de miles de estudios y novelas históricas. Una novela, en fin, llena de incorrecciones, sino falsedades históricas, y presentismos que me han alejado de su disfrute.Posteguillo, para alejarse del tópico con cierta inteligencia, nos narra sus primeros años como abogado y sus comienzos como político en ciernes en una ficticia representación de las luchas intestinas que desgarraron la sociedad romana de principios mediados del siglo I A. C. en torno a una maníquea y algo fantasiosa lucha entre Optimates (la clase senatorial más conservadora) y populares (como indica su nombre, defensores del pueblo de Roma). Como lectura de verano, pese a todo, me ha satisfecho plenamente; se lee con rapidez (pese al abuso en presentarnos una y otra vez a los personajes en cada capítulo, como si el lector no estuviera atento o se despistara), el libro tiene ritmo y está bien construído en base al juicio contra el malvadísimo Dolabela, alternándolo con flashbacks sobre la infancia de Julio César y sus relaciones con su familia, su mítico tío político (no de sangre, uno de los muchísimos errores históricos garrafales del libro) Mario, su mujer y su querídisima madre. Pero más allá de eso, en mi opinión la novela falla estrepitósamente al presentar unos personajes que son meros arquetipos planos: si se trata de amigos o aliados de César, son personajes casi beatíficos sin mancha alguna, si son sus enemigos, personajes de cartón piedra que parecen malos de Disney (en especial la imagen que se da de un personaje histórico tan complejo como era Sila). No hay escala de grises, y desde mi punto de vista eso le resta bastante verosimilitud a lo que Posteguillo intenta narrar. Pero lo que definitivamente más resta del libro, en mi opinión, es el intento publicitario de presentarlo como "la verdadera historia de Julio César", como reza la portada. Nada más lejos de la realidad, aunque al autor no le importen esas trolas y disfrute con comparativas chuscas de César con personajes de la actualidad. Sin comentarios.
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