Roma soy yo

Tras sus famosas trilogías sobre Escipión y Trajano y su bilogía sobre Julia Donna cuyo primer volumen logró el Planeta en 2018, @santiago_posteguillo ha decidido embarcarse en el que puede ser el proyecto de su vida, una nueva saga en torno a la figura de Julio César. Un personaje que ha pasado a los anales de la historia por su gran influencia en el mundo romano y antiguo, su labor social reformando de raíz un sistema político viciado y corrupto, su labor militar y expansiva del imperio, y su legado humano y cultural. Estamos ante un magno proyecto de a priori 6 novelas, cuyo primer volumen, Roma Soy yo, novela más vendida del pasado año, os acerco hoy.

El autor nos hace adentrarnos en terreno poco conocido, la infancia y juventud de Julio César, hasta sus 23 años. Mediante varias líneas temporales, conoceremos unos años de los que apenas se tiene registro documental, dejando entrever el gran trabajo de investigación del autor que engrana una historia donde los hechos ficticios, conviven con el más absoluto rigor histórico, aunando el carácter didáctico con una ficción novelada que no decae en interés para el lector.

Sin embargo, comparando con otras obras similares del autor, he notado un descenso de mi interés, seguramente debido a que estamos ante un volumen introductorio de una futura obra de gran extensión. Por otro lado, los personajes me parecen demasiado extremos, o muy malos o muy buenos, sin punto medio, el propio protagonista parece manipulado para mostrar constantemente su bondad y grandiosidad. A pesar de todo, la lectura es atrapante, el lenguaje sencillo, y aunque el tema a priori pueda parecer denso, es una lectura ágil y enriquecedora, llena de hechos históricos relevantes contrastados, pero que quizá pasa muy de puntillas sobre el personaje de Julio César centrándose en acontecimientos anteriores que marcarán el contexto histórico-político en el que se moverá su vida.

Una novela que me ha gustado, pero no fascinado, aunque estoy segura de estar ante una obra que en su conjunto puede convertirse en uno de los grandes logros de la novela histórica contemporánea. Lo malo es que nos faltan todavía años por delante para poder contrastarlo.