La mala costumbre

Había leído muy buenas opiniones sobre este libro pero no tenía las expectativas muy altas. Esperaba encontrar un testimonio sobre una vivencia valiosa, pero me he encontrado con un libro además muy bien escrito, con frases para guardar. Una prosa sencilla y muy bella a la vez.

Con pinceladas autobiográficas la autora da voz a una protagonista que nos cuenta en primera persona una historia de autoconocimiento desde la infancia hasta su edad adulta. Una niña atrapada en un cuerpo que no acepta, que no siente suyo. Desde pequeña sufre por esa falta de identidad y en su entorno no encuentra referentes válidos en los que sentirse reflejada. En la adolescencia todo se complica. Se siente el rechazo, la soledad, la injusticia, y se llena de noches clandestinas, de miedo y falsedad. La violencia la persigue, pero esta no sólo es física. La violencia puede estar escondida en las palabras, a veces dichas sin mala intención, por la mala costumbre de hablar sin respetar. La violencia puede estar en los silencios que impiden empatizar, comprender, por la mala costumbre de mirar hacia otro lado.

Sentirse mujer no se puede ocultar bajo un disfraz, tal como cuenta la protagonista, no se puede extirpar como si se tratase de un tumor. Ser mujer está en lo más profundo del corazón, bajo la piel y por encima de todo. Esconderse, evitar mostrarse al mundo, mentir, eso no es vivir.

Entre escenas muy crueles, otras emotivas y otras llenas de toques de humor, la protagonista nos hace partícipes de una experiencia desgarradora, totalmente necesaria para comprender mejor, para respetar la diferencia, valorar y apoyar. Una historia en muchos momentos oscura, llena de dolor, pero que no deja de transmitir luz, esperanza y mucha, mucha ternura.

Pero esta novela no es solo un testimonio personal, sino que es también la historia del Madrid de los años 80-90. Un retrato de la sociedad del momento. Un retrato de lo que implicaba vivir en un barrio obrero en el que los vecinos, gente humilde, hacían comunidad, se ayudaban, se comprendían y también callaban. Un barrio donde la prostitución y la droga empezaban a tomar las calles.

Una novela totalmente recomendable y necesaria, que remueve conciencias, que rompe con la mala costumbre de poner etiquetas, con la mala costumbre de tener prejuicios, con la mala costumbre de no querer aceptar la realidad.