La vida secreta de Úrsula Bas

“Tenía su móvil. Tenía su contraseña. Eso significaba que tenía toda su vida”.

Vuelve Arantza Portabales con la segunda entrega de la serie del Inspector Santi Abad y la ahora subinspectora Ana Barroso, con un nuevo caso que es incluso mejor si cabe que su predecesor, “Belleza Roja” (aunque se trata de historias independientes, es conveniente leer primero “Belleza Roja” para poder captar todos los matices de la relación entre los protagonistas).

Ha pasado un año y medio desde la resolución del Caso Alén. El Inspector Abad se reincorpora a su puesto en la comisaría de Santiago de Compostela tras una larga baja psiquiátrica, y en su primer día deberá enfrentarse a la desaparición de Úrsula B., una escritora de éxito con una vida aparentemente normal. La investigación junto a la subinspectora Barroso y el nuevo comisario Álex Veiga sacará a la luz todos los secretos de la vida de la escritora y pondrá en relación el caso con otra desaparición ocurrida tres años antes, en esta historia de obsesión, celos y venganza.

Tenía esta novela desde hace meses en la estantería y no entiendo por qué he tardado tanto en leerla (y quien dice leerla, dice devorarla). Tiene todo aquello que le pido a un buen thriller: una historia en apariencia sencilla pero que a medida que avanza se va complicando hasta llegar a un final de esos que te dejan con la cabeza loca y que, una vez terminado, te hace volver sobre lo leído en busca de las pistas que se te habían pasado por alto; unos personajes complejos y bien desarrollados, que muestran una clara evolución; y una prosa que tiene algunos diálogos y reflexiones para enmarcar.

La estructura de la novela ayuda a darle mucho dinamismo. Gracias a capítulos cortos que alternan entre la primera persona en los capítulos de Úrsula, consiguiendo que el lector viva su encierro con mayor intensidad, y el narrador omnisciente que relata la investigación policial, la autora dota a la historia de un ritmo ágil con un equilibrio perfecto entre la investigación de la desaparición de Úrsula y la vida personal de Abad y Barroso.

Cuando leo una novela de este género siempre me fijo en que el trabajo policial resulte creíble, y en este caso la minuciosa investigación que llevan a cabo resulta totalmente verosímil. El nuevo personaje de Álex Veiga me ha parecido un acierto total. Se agradece que por una vez el comisario no sea el típico jefe que lo único que hace es poner trabas al trabajo de sus subordinados, sino que se baja al barro y lleva la investigación de forma responsable (y razonable).

Como ya comenté un poco más arriba el final me dejó con la boca abierta y todas las piezas terminaron encajando de forma completamente sorprendente en un giro que, aunque en principio puede parecer sacado de la manga, tiene todo el sentido.

Thriller psicológico que alerta sobre el peligro de la tecnología y el abuso de las redes sociales. Con esta novela Arantza Portabales se confirma como uno de los nombres a tener en cuenta dentro del género negro en español. Por mi parte, yo me he quedado con ganas de más Abad y Barroso. Esperemos que ella también y podamos disfrutar de una tercera entrega de la serie.