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"La belleza es roja como un cuenco de cerezas (...) La belleza es gelatina de fresa a punto de pudrirse". 'Belleza roja' Arantza Portabales 2019 Lumen 428 páginas La noche de San Juan, una adolescente de clase alta aparece asesinada en su dormitorio mientras su familia y unos amigos cenan juntos en el jardín. Nadie ha entrado en la casa durante la cena, por lo que, forzosamente, el asesino tiene que ser uno de los seis comensales: el padre, la madre y la tía de la joven; su tía abuela; y un matrimonio vecino. Este es el espeluznante punto de partida de 'Belleza roja', un trepidante thriller en el que nada es lo que parece y nadie es quien dice ser. Bajo esta premisa, Portabales juega con el lector hasta volverle completamente loco. ¿Quién tenía motivos para matar a Xiana? ¿Quién tuvo oportunidad de hacerlo? ¿De qué manera? El desarrollo de la novela recuerda a los 'whodunit' clásicos, en los que el lector no puede evitar sospechar de todos los personajes. Incluso el final recuerda a las clásicas novelas de Agatha Christie, con todos los sospechosos reunidos en una sala mientras los policías detallan ante ellos quién lo hizo, cómo lo hizo y por qué lo hizo. Los policías del caso merecen un apartado especial. 'Belleza roja' es la primera entrega de la serie de thrillers de Portabales cuyos protagonistas son el inspector Santi Abad y su compañera Ana Barroso. Y son maravillosos. Su comportamiento, relación y retrato psicológico me recuerdan mucho a Herreros y Brul, de 'El cielo de tus dias'. Sí disfrutaste con la novela de Greta Alonso, en la que la relación de ambos policías es prácticamente una trama más, te gustará 'Belleza roja'. En ambos casos son personajes complejos, con aristas, con un pasado imperfecto y un presente que, en muchos momentos, les impide tomar las decisiones que les gustaría tomar. Además de Abad y Barroso, el resto de los personajes son interesantes y están perfectamente construidos. Todos tienen sus traumas, sus muertos en el armario y hechos del pasado o del presente que les atormentan. Con ellos en escena, Portabales aprovecha para tratar en la novela temas como la salud mental, las falsas apariencias o el sentimiento de culpa. Por último, quiero destacar que el uso de frases cortas, picadas, durante prácticamente toda la novela hace que el ritmo sea frenético y que el lector sienta que la acción se desarrolla a una velocidad vertiginosa. Otro acierto de Portabales es narrar los diferentes capítulos de la novela en tercera persona e intercalar entre ellos episodios narrados en primera persona por Lía, la tía de la víctima y una de las principales sospechosas, con problemas de salud mental y tendencias suicidas. Poder meterte como lector en su cabeza y experimentar de primera mano sus miedos, su ansiedad y sus motivaciones aporta un extra de dramatismo a la novela, que funciona a la perfección. |
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