Este curioso libro -mezcla de relatos y ensayo, parte biografía- produce cierto asco por lo que describe, las torturas de la condesa Bárthory sobre cientos de muchachas a las que asesinó (siglo XVI) sin que sus crímenes fueran parados hasta que las muchachas atacadas fueran las hijas de los ricos del lugar. Alejandra Pizarnik hace un ejercicio interesante de mezcla de géneros; el texto queda inconexo, es como una recopilación de notas para hacer algo más detallado, a mi parecer. Las ilustraciones de Santiago Caruso para esta edición son maravillosamente inquietantes y aterradoras.
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