Erzsébet Báthory llegó a mi vida durante la adolescencia con el sobrenombre de la condesa sangrienta. Motivos no le faltaban: familia de Vlas Tepes, hechicera, obsesionada por la belleza y la "eterna" juventud (capaz de hacer cualquier cosa para retenerlas). Bien cierto es que ya adulta conocí a otra Erzsébet (inteligente, culta, con capacidad de mando; capaz de manejar los asuntos de un esposo ausente de sus propiedades, con una historia contada a través de los labios de hombres que la tenían), pero la primera Báthory es la que te vas a encontrar en esta historia narrada por Alejandra Pizarnik. Esta es la Erszébet canónica: cruel, adiestrada en las artes oscuras, con gusto por los baños a lo Cleopatra (con alguna pequeña variación) y una Dama de hierro en los bajos de su "modesta residencia". No ha sido una historia nueva u original; no me ha aportado ningún dato que desconociese; no me ha importado leer una vez sobre un tema que conozco a la perfección. Historia e ilustraciones hacen que el recorrido por esta pequeña "casa del terror" no pierda su esplendor. |