Este breve ensayo ha resultado una pequeña gran sorpresa. Breve, conciso y apto para todos los públicos, nos explica cómo desde el inicio de los tiempos el chamán de la tribu ha adaptado los relatos para dar consistencia, legitimar, dar validez o justificar el statu quo que interesaba en ese momento. Puede parecer que el libro se dirija a un público muy concreto: aquel lector lego en historia pero interesado en ella. Craso error. A más de un erudito historiador podrían aplicársele alguno de los consejos expuesto en la obra. (Mientras leía este libro he pensado que los historiadores deberían formalizar una especie de juramento hipocrático. Juramento herodótico, podría llamarse) Para el lado opuesto, es decir aquellos lectores no interesados en la historia el libro puede tomarse como un manual de sesgos congitivos y falacias de argumentación siempre útiles para cimentar argumentos, para no caer en trampas dialécticas y sobre todo para formarse un espíritu crítico que nos proteja de discursos manidos y efectistas pero falaces y vacíos. En sus apenas 179 páginas Santiago Pitarch desgrana una serie de errores de perspectiva, inocentes o no, que convierten a la historia en una disciplina maleable como la arcilla siempre dependiendo de los intereses del alfarero de turno. Es realmente un libro de esos que iluminan las enormes zonas oscuras con las que nos confunden y con las que nos confundimos. Y sobre todo nos ofrece una batería de instrumentos fundamentales para defendernos de esos chamanes que también hoy en día, sobre todo hoy en día, cual expertos trileros manejan y nos esconden la bolita de la historia para usarla a la conveniencia de sus intereses. En definitiva, un libro interesantísimo para aquellos que buscamos la verdad más allá de tener razón y que sobre todo debería ser de obligada lectura para los estudiantes de historia. + Leer más |