Como suele ocurrir con el autor, la prosa es excelente, sin mácula y casi siempre va en detrimento de las tramas previsibles e incluso poco realistas que plantea. La escena íntima entre uno de los personajes principales y la dama es primorosa. Esa delicadeza que transmite podría ser una definición en sí misma de este autor a la hora de escribir. Más que prescindible el intercalado continuo supuestamente biográfico que acompaña y, más bien, estorba en la historia. |