Hombres buenos

A Arturo se le va la mano en su dilatado exceso de ego.
Hombres buenos sigue el mismo patrón que su última obra, El italiano. Es decir, el autor interviene dentro de la misma novela.

Lo que podría haber solventado con una breve nota de autor al final del texto lo mezcla sin ningún tipo de separación recreandose a manos llenas en como ambientó y se documentó para cada capítulo o escena que el considere digna de aplauso.

Resultado final rotura continua de ritmo y siesta de borrego.

La novela se sitúa en la época de la ilustración y tiene como protagonistas a personajes de la real academia de la lengua ( lo pongo en minúsculas, ya están muy crecidos ellos)

Reverte no nos ahorra todo tipo de chiste que solo ellos entienden y charlas destinadas al lucimiento personal. Las olimpiadas de la verbalización y el campeonato de hacer la o con un canuto (gana quien la hace más gorda y más redonda) es el objetivo del libro. Mejor, ¡ oh míseros mortales! hablamos de la trama interruptus.

A los académicos se les ocurre incorporar a su biblioteca un librito. Prohibido en España por la inquisición, pero que siendo para la institución que es, se pasan a los descendientes de Torquemada por el ala del sombrero.

Ah, pero ha de ser la primera edición, 28 tomos. Así que eligen a dos " hombres buenos" y los envían a París en carro.

La encyclopédie es el objeto de deseo. Escrita por los mejores pensadores de la Francia pre guillotiné. Osea por tres más o menos ilustrados como Diderot que a mi ni fa, ni fu.

Irrefutable es que que don Arturo maneja el lenguaje nivel dios, pero no es suficiente. Muy bien ambientada, una trama mediocre y eso sí, unos personajes muy bien perfilados.

600 páginas donde sobran más de la mitad con doble lentitud: la del viaje de ida y vuelta y la de sus continuas y largas intervenciones.

Cafés y tertulias de la más rancia burguesía y poca acción.

Si. La recreación de la Francia pre revolución, los paseos por los viejos pasillos de la academia o la hipocresía burguesa son excelentes. Solo Reverte es capaz de hacer que un libro huela a café recién hecho en una página y a boñiga de caballo a la siguiente.

El capitulo del duelo es magistral pero insuficiente para mantener la moral de un lector adormecido.

Un libro para los amantes de París y su palabrería donde se habla mucho y se mata poco.

Y el que poco mata...mucho aburre.

La trama de este libro está protagonizada por dos miembros de la Real Academia Española que, en el siglo XVIII, reciben el encargo de viajar a París para conseguir un ejemplar de los 28 volúmenes de la Encyclopédie de D'Alembert y Diderot, libros por cuyas ideas ilustradas estaban prohibidos en la España retrógrada de la época. El viaje de estos dos hombres buenos estará lleno de intrigas y aventuras, puesto que, dentro de la propia Academia, hay detractores de estos libros que remueven viejas creencias para arrojar luz a la razón y el progreso, y que harán lo imposible por conseguir que la Encyclopédie no llegue a España.

Los personajes que aparecen en este libro son reales y el autor, como siempre, se documenta perfectamente sobre ellos y los acontecimientos reales que protagonizaron, con la diferencia de que, esta vez, Rérez-Reverte va interrumpiendo la narración para explicar cómo se documentó para escribir sobre cada uno de los personajes y las cosas que les ocurrieron. Así, el escritor menciona las personas con las que se entrevistó, los documentos y libros que consultó, los caminos y escenarios que visitó para recrear ambientes, etc. y el lector puede asistir de este modo a todo el proceso de creación y preparación de una historia, un detalle por parte del escritor que me ha gustado mucho (además de ser algo innovador y original).

Como es su costumbre, Pérez-Reverte nos introduce totalmente en la época recreada, presentando los temas y filosofías más importantes del momento como la Ilustración, la monarquía, la religión y las leyes, sin olvidar los aspectos más cotidianos y mundanos como los comportamientos en las posadas, los escarceos amorosos en una Francia libertina, la inclinación por retarse a duelo y hasta los paseos de la gente adinerada.

El escritor logra transmitir a través de sus personajes, con distintas ideologías y posturas tanto políticas como religiosas, el sentir de una España todavía anclada en las tinieblas de las ideas arcaicas frente a una Francia que se agita con el pensamiento de ilustrados que promulgan la razón y el progreso en un país donde la vida de la alta sociedad se contrapone a la pobreza absoluta de parte de la población. El ambiente prerrevolucionario de este país queda perfectamente reflejado en las ideas y pensamientos de algún que otro personaje, así como el análisis que de ambos países hacen los personajes.

Como trasfondo de todo permanece la idea de que los libros pueden ser la clave para cambiar el mundo, trayendo ideas y arrojando luz a una sociedad adormilada que no ve más allá de las docrinas impuestas desde hace siglos y que sólo aprenderá a pensar con la agitación de otras mentes que creen posible remover todo lo conocido para avanzar.
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Hay autores que, por alguna razón inexplicable, uno no sigue, aunque le hayan gustado sus obras. A veces, el impacto es muy fuerte y nos deja sin reacción: a mí me pasó con El nombre de la rosa o Crimen y Castigo que me quitaron el aliento y, a pesar de eso, no volví a leer nada de Umberto Eco o de Dostoyevski. Con otros, es por no tener los libros a la mano o porque sientes que leído uno o dos de sus textos, los demás serán similares. En fin, todo este innecesario prolegómeno es para decir que me sorprende que me hayan gustado mucho los tres libros que he leído de Pérez-Reverte y que no he tenido mayor curiosidad por saber de él o agenciarme el resto de su producción. Es una novela entretenida, con la dosis justa de acción y diálogo, tomando en cuenta que todos los hechos son basados en sucesos reales y que, aunque quizás hubiera sido más entretenido colocarle más aventuras, se ha preferido la veracidad de las fuentes, las cuáles han sido estudiadas minuciosamente por el autor, aunque ese proceso de investigación lo narra también como parte del texto, lo que a veces lo hace lento y corta el desarrollo narrativo. A pesar de eso, la he disfrutado pero, como en otras ocasiones, dudo que vuelva a leer algo de este escritor español en un tiempo.

Imposible destacar sólo una cosa que me haya gustado de este nuevo libro de Arturo Pérez-Reverte. Como me suele ocurrir con sus historias, me encantan desde la primera página hasta la última. Y, en esta ocasión, por un motivo adicional. No sólo ha vuelto a escribir una historia realmente interesante, bien ambientada, inmejorablemente narrada y de imprescindible lectura, sino que además lo ha hecho de una forma novedosa, que impacta y que además es muy acertada.

En Hombres Buenos no sólo vamos a conocer la historia de sus protagonistas, no sólo vamos a realizar un largo viaje con dos académicos de la Real Academia de la Lengua Española como son Don Pedro Zárate y Don Hermógenes Molina, sino que además acompañaremos al autor del libro, a Pérez-Reverte, en el nacimiento y elaboración de la historia. Así, veremos cómo surge en él la idea de escribir esta novela y qué pasos sigue para poder documentarse e inspirarse para redactar la misma. Un proceso realmente interesante para cualquier persona que le encante no sólo leer un libro sino que también se interesa por la forma de hacerlo. En ningún momento se pierde en detalles banales sobre ello, sino que son pequeñas líneas que van acompañando al relato central mientras él hace el mismo camino que en su día hicieron ambos académicos.

Es un relato que nos permite adentrarnos en la España de ese momento, con personas que luchan por el progreso mientras los lastres de siempre les tienen atados de pies y manos; pero también en ese París agitado y prerrevolucionario del siglo XVIII. Como ya es habitual en el autor, el contexto histórico está muy bien estudiado y así se refleja en las páginas de la novela, todo acontecimiento queda perfectamente ubicado y contextualizado sin recurrir por ello a eternas descripciones que resultan tediosas en algunos autores. Pérez-Reverte sabe conjugar muy bien esa acción de sus personajes en el espacio y el lugar de tal modo que nos adentramos muy bien en la historia.
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Reseña completa: http://markapaginas.blogspot.com.es/2015/08/hombres-buenos-arturo-perez-reverte.html Me ha dejado con una mezcla de sensaciones(...)A pesar de que es un libro que conjuga muy bien la novela de aventuras y la filosófica no se hace para nada pesada(...)(...)estamos más que ante una novela histórica ante una novelización de un hecho histórico tal y como nos explica el narrador desde el inicio. Ésta es la historia tal como pudo haber sido. Pero también Pérez-Reverte juega con los lectores haciéndonos creer más de lo que es, ya que aunque el hecho relevante de la trama sí que es un hecho real, y hay gran cantidad de personajes históricos nuestros protagonistas son ficticios aunque nos sean presentados como reales y documentados. (Al igual que algunos otros personajes y datos.)(...)