Año 1941, en la plaza de recuento, Auschwitz. En el infierno apareció Dios. - Tú, escoria, da un paso al frente -dijo el oficial de las SS Karl Fritzsch, y señaló a un prisionero. Un gesto, una sentencia de muerte. El sargento del ejército polaco Franciszek Gajowniczek, el condenado, se quebró. (prefacio) |