Marianela

Cada obra que leo de Benito Pérez Galdós me reafirma en mi opinión de que es uno de los mejores escritores de la historia de la literatura. Y con esto podría terminar la reseña de “Marianela”, pero os contaré más.

Esta es una historia corta pero muy bella, de una ternura exquisita y una sencillez que, probablemente, sea el punto fuerte de la novela. Personajes muy especiales que nos llevan de la mano por una zona rural en la que está a punto de suceder algo que alterará la dinámica normal de sus vidas para siempre.

Narrada de una forma impecable, me ha sorprendido por lo diferente de la ambientación, pues estoy acostumbrada a las historias de Galdós que suceden en entornos urbanos, pero esto no resta ni un ápice de calidad a la historia.

Un libro que esconde, bajo esa pátina de modestia y sencillez, profundas reflexiones sobre el comportamiento de la sociedad ante la belleza, la oposición de la brutalidad frente a la delicadeza, la generosidad contra el egoísmo, el engaño contra la virtud, la lealtad frente al interés…

Una novela realista que retrata la superficialidad y la frivolidad de las personas, sean estas del estatus o entorno que sea, el materialismo que nos hace olvidar lo que es realmente importante, la falta de caridad, o la caridad mal entendida y mal empleada.

Y dentro de todo esto, brillando con luz propia, la inolvidable Marianela, un ser nacido de lo más bajo y encumbrada hacia lo más alto por su pureza, su lealtad, su limpieza de espíritu. Un ser, como tantos otros, incomprendido, infravalorado e irremediablemente condenado al olvido. Un personaje que cala hondo, que remueve y con el que se sufre como si se viviera la historia en carne propia.

Sin duda, esta ha sido una de las obras más bellas y conmovedoras que he leído de este autor, que no deja de sorprenderme y al cual no me cansaré de recomendar. Eterno Galdós.