Marianela

Cada obra que leo de Benito Pérez Galdós me reafirma en mi opinión de que es uno de los mejores escritores de la historia de la literatura. Y con esto podría terminar la reseña de “Marianela”, pero os contaré más.

Esta es una historia corta pero muy bella, de una ternura exquisita y una sencillez que, probablemente, sea el punto fuerte de la novela. Personajes muy especiales que nos llevan de la mano por una zona rural en la que está a punto de suceder algo que alterará la dinámica normal de sus vidas para siempre.

Narrada de una forma impecable, me ha sorprendido por lo diferente de la ambientación, pues estoy acostumbrada a las historias de Galdós que suceden en entornos urbanos, pero esto no resta ni un ápice de calidad a la historia.

Un libro que esconde, bajo esa pátina de modestia y sencillez, profundas reflexiones sobre el comportamiento de la sociedad ante la belleza, la oposición de la brutalidad frente a la delicadeza, la generosidad contra el egoísmo, el engaño contra la virtud, la lealtad frente al interés…

Una novela realista que retrata la superficialidad y la frivolidad de las personas, sean estas del estatus o entorno que sea, el materialismo que nos hace olvidar lo que es realmente importante, la falta de caridad, o la caridad mal entendida y mal empleada.

Y dentro de todo esto, brillando con luz propia, la inolvidable Marianela, un ser nacido de lo más bajo y encumbrada hacia lo más alto por su pureza, su lealtad, su limpieza de espíritu. Un ser, como tantos otros, incomprendido, infravalorado e irremediablemente condenado al olvido. Un personaje que cala hondo, que remueve y con el que se sufre como si se viviera la historia en carne propia.

Sin duda, esta ha sido una de las obras más bellas y conmovedoras que he leído de este autor, que no deja de sorprenderme y al cual no me cansaré de recomendar. Eterno Galdós.

Llevaba años retrasando iniciarme con Benito Pérez Galdós, ya que normalmente me cuesta mucho coger clásicos de la literatura española, pero lo he disfrutado muchísimo. Un clásico bonito, sencillo, que se lee de un tirón, con unos personajes que calan y que te dejan un buen sabor de boca al finalizar la obra.

Nela es una joven huérfana que sirve de lazarillo al acomodado Pablo, que nació ciego. El padre de este sueña con que su hijo consiga ver algún día, ya que su bondad y belleza le brindarían una mejor vida. Un día Pablo declarará su amor a la insegura Marianela, que acostumbrada a recibir el desprecio de todos en el pueblo por ser poco atractiva y tener pocos conocimientos, lleva tiempo enamorada de Pablo. Este es el único miembro del pueblo que la trata bien y ella siente que es gracias a que no la ve. Un día llegará al pueblo un famoso doctor que dará esperanzas a Pablo de conseguir ver. Nela verá peligrar su relación con Pablo, ya que siente que cuando este vea su "fealdad", ya no la querrá.

Creo que lo primero que destaca en la novela es la crítica a las diferentes clases sociales. Prácticamente todos los personajes con alto nivel económico son en el fondo unos ignorantes, que juzgan y desprecian a Marianela por su condición de pobre y huérfana. Sin embargo, los personajes venidos a más, pero cuyo origen estaba en la pobreza, tienen una visión mucho más justa de la Nela, y critican ese crimen que se comete contra ella constantemente.

También vemos la crítica hacia el aspecto físico. La Nela ha crecido siendo humillada de forma repetida por no estar muy desarrollada, por tener la nariz larga, por no poseer, en definitiva, el tipo de belleza aceptada socialmente. Todo el tiempo los personajes hacen referencia a lo bellas que son otras mujeres, e incluso Pablo, sobre todo en comparación con la Nela. La propia naturaleza del lugar es juzgada por su belleza o falta de ella en función del lugar descrito.

Un gran punto a favor de Marianela, es el elenco de personajes. Todos están maravillosamente bien creados y aportan un rol diferente a la historia. Pero vaya personajazo que es la Nela. Un personaje que enamora desde le primera página y que crea una ternura enorme cada vez que se expresa. Me ha dado mucha pena su historia, su falta de esperanza ante la vida y lo poco valorada que se sentía. Hay algunos capítulos donde Nela se abre y reflexiona sobre sus sentimientos, que son oro puro. Imposible que no se te escapen algunas (o muchas) lágrimas con los últimos capítulos.

En definitiva, es un libro super triste, pero maravilloso. Que te despierta muchas cosas, no todas bonitas, pero si necesarias. Galdós abre varios debates que no solo siguen activos en la actualidad, si no que cada vez están más normalizados y extendidos: la belleza vende, da igual que no haya nada más dentro. No será mi último Galdós

Me sorprendió mucho esta historia tan sencilla en apariencia y tan profunda a la vez. La protagonista, Nela, es una adolescente huérfana, cuya madre se suicidó en las minas cercanas a su pueblo, pobre, ignorante e ignorada por el mundo, excepto por Pablo, su amo ciego a quien ella sirve de lazarillo. Todos ven a Nela como una adolescente débil, incapaz de realizar ningún trabajo de provecho, con cuerpo de niña a causa de la falta de nutrición y con rasgos poco agradables. Pero para Pablo en su ceguera, Nela es indispensable, su fiel compañera, y encarna todo lo que es bueno y bello en el mundo. Se enamora del espíritu de Nela, y le permite vislumbrar un futuro donde podría ser amada y valorada. Pero la llegada del eminente doctor Teodoro Golfín, que promete que puede devolverle la vista a Pablo, y de la prima de Pablo, Florentina, de una belleza abrumadora, vendrán a destruir las esperanzas de Nela y llevarla a los abismos más oscuros de la desesperación.

Creo que lo más potente de esta novela es el drama de Nela, a quien varios de los personajes ven como un buen objeto de la caridad y quieren instruir y asistir, sin atender al hecho de que Nela no es una tábula rasa o una niña, si no una joven con ansias de ser amada que ve cómo sus esperanzas se hacen añicos. Con enorme ironía, Pérez Galdós nos muestra como tanto el discurso científico de Golfín como la caridad cristiana de Florentina son insuficientes a la hora de darle a Nela una existencia significativa basada en el amor y la valoración genuinas de su espíritu. Me pareció una obra conmovedora y también un gran alegato de Galdós contra muchos de los valores sociales imperantes durante el siglo XIX.

Que bonito, que triste y que bien narrado está este libro. Es lo primero que leo de Benito Pérez Galdós y ya le encuentro el sentido a que sea un clásico de la literatura Española. Tiene una prosa deliciosa y elegante y te envuelve de manera que te quedas ahí queriendo que te diga más, que te cuente más. Si bien es cierto que es un tanto descriptivo en este caso no me molestó en lo absoluto. Es una historia triste, con mucha realidad tanto de la época como actual, un llamado a la conciencia y ver más allá de nuestros hogares, dejar de ignorar a los marginados y dar desde el corazón, con la verdadera intención de ayudar y no de hacer un acto social donde se benefician más los organizadores que los necesitados. Si no lo has leído te lo recomiendo, se lee rápido y es relativamente corto.

Marianela: Recuerdo cuando me acerqué a Benito Pérez Galdós, no soy un fanático de los autores españoles, que siempre me han parecido serios y algo aburridos. Pero dado la reseña de un libro decidí por fin comprarla, aunque la edición que compré no me gustó mucho porque la carátula no era tan bonita, es más esperé largo tiempo por una buena pero nada.

Cuando la leí me encantó, es muy fácil encariñarse con Marianela a pesar de ser un personaje digamos de baja condición socio - económica, de poca inteligencia probablemente, y es aquí que uno se da cuenta por qué esta historia es realista aunque tiene mucho de romántica.

Pero la semblanza que hace Galdós es de una niña muy tierna y entrañable pero que a la vez es producto digamos de una sociedad marginal con todos sus defectos, y además de ello saberse ella misma fea como lo deja en claro el autor.

Y aún así a pesar de todos sus defectos, Galdós nos la muestra tal y como es pura e ingenua, y es sorprendente el grado de detalle que puede llegar el autor a quien yo siempre me imaginé muy serio por sus otras obras como "Trafalgar" u otras crónicas.

Ni decir el final pero la obra es una crónica en el fondo crítica de una niña que aunque pobre y con falta de instrucción tiene un gran corazón.

Teniendo en cuenta la primera fecha de publicación de Marianela, 1878, no cabe duda de que se trata de una novela que intenta apoyar el progreso de la ciencia, pero en la época en la que vivimos actualmente se nos queda pequeña. No obstante debemos hacer un esfuerzo y mirar hacia otro lado cuando en esta historia se agradece la curación de los enfermos a la Virgen María y no al médico.

Por otro lado, el papel de Marianela da mucha lástima durante todo el libro, ya que todo el mundo cree que comparándola zapatos y vistiéndola con buenos ropajes la van a hacer feliz, cuando lo que ella necesita realmente es cariño y que la traten como una persona, sin más. Ella comenzaba a ser feliz siendo útil a la sociedad, ya que la dejaron ser el lazarillo del ciego del pueblo. Ser de utilidad es algo que cualquier persona necesita para sentirse un ser humano, y una vez se lo quitan, ella ya comienza a sentirse mal.

En la novela se recuerda siempre que el conocimiento y una buena educación pueden llevar a cualquier persona a tener éxito. En aquella época eran muchas las familias en pueblos que no veían la utilidad en mandar a sus hijos al colegio. Sin los conocimientos básicos, dice el autor, las personas son solo piedras. Y algo de razón tiene, porque no saben ni distinguir qué es lo que sienten.

Dicen que Pérez Galdós sentía una especial predilección por esta novela, y en ella volcó su gusto por los conocimientos geológicos, con bellísimas descripciones sobre las minas y los prados de alrededor. Sin estas descripciones, el libro se quedaría desnudo, ya que es demasiado directo y en mi opinión pasa todo muy rápido.

Tan hermoso y sencillo, te encariñas con Nella, esa niña tan adorable. Me encanta esa amistad entre Pablo Nella, una amistad bonita e inocente. Es una lectura sencilla y elegante , es la segunda novela que leo de Benito Perez Galdos , es un escritor que escribe con una gran calidad. Estoy disfrutando muchisimo.

Aún no me había estrenado con Galdós, a principios de año hice una lista de menos de 10 libros que quería leer este año y este era uno de ellos, ya que junto a Fortunata y Jacinta era el que más me atraía del autor, pero al ser este último tan extenso me daba respeto empezar por ahí.

Siempre he tenido en mi cabeza que Galdós iba a ser un autor denso y lo que me he encontrado en Marianela no es eso ni de lejos. No digo que su obra no lo sea porque desconozco todo más allá de esta pero aquí me he encontrado con una lectura muy amena, nada exigente y bastante actual teniendo en cuenta los casi 150 años que hace que se publicó.

Una historia de pueblo con una protagonista potente, con mucho mensaje detrás y con una trama sencilla pero efectiva para lo que se nos trata de contar. Con mucha agilidad, como decía, cargada de diálogos entre los variopintos personajes que nos llevarán a un desenlace bueno pero del que quizás esperaba algo más viendo lo que estaba disfrutando con el resto de la novela, que es fantástica.

Siempre me alegro de darle por fin una oportunidad a libros y/o autores que tengo tan pendientes, pero si el resultado es tan satisfactorio como en este caso mucho mejor. Seguiré leyendo a Galdós, por supuesto, con su posiblemente obra cumbre: Fortunata y Jacinta.

Benito Pérez Galdós ha creado una obra corta pero increíblemente profunda, completa y cargada de crítica social. Hará que te compadezcas, sufras, te frustres y sientas muchísimo a los personajes. Es un clásico español que se va a mi lista de favoritos absolutos. Original y prodigiosa.

Este es uno de mis libros favoritos, lo he leído varias veces y es de esos que aún sabiendo la historia, te hacen sentir prácticamente lo mismo que la primera vez. Personalmente, a mí me hizo sentir impotencia.

Galdós nos lleva a las minas de Sócrates, al campo de explotación de las mismas, donde el médico Golfín se dirige para visitar a su hermano. Sin embargo acaba andando sin rumbo, perdido en el paisaje, hasta que encuentra a un joven –ciego- que le guía hasta su destino. Lo que más le sorprende es que el chaval le va describiendo con exactitud el paraje por el que caminan, hasta llegar a la cueva en la que se encuentra Marianela, que le dirige hasta su hermano.
Marianela vive en un rincón en casa de la familia Centeno, maltratada y despreciada por ellos, salvo por el hijo menor, al que le sirve de confidente. Es una joven huérfana de gran corazón, pobre y feucha, con un lenguaje que deja mucho que desear.
La chica hace de lazarillo de su amigo Pablo, un apuesto muchacho ciego y de posición social elevada, con el que pasa las horas muertas. Él conoce el mundo mediante de los libros, leídos por su padre, pero sobretodo a través de los ojos de Nela (Marianela), pues los dos pasan mucho tiempo juntos caminando con el perrillo de la familia y ella describe todo tal cual lo ve, minuciosamente para no privar al chico de nada.

A diario, Pablo regala a Nela pequeños caprichos que ella no puede permitirse, por falta de medios y porque su “familia” no se lo permite. En sus paseos ella le cuenta historietas sobre la naturaleza, sus propios pensamientos, y él le habla de lo que dicen los libros, porque quiere ayudarla a que sea una mujer culta.
Cada uno se enamora de la forma de ser del otro, lo que nos deja una historia de amor muy tierna… pero también un dramón tremendo.

Milagrosamente, Golfín posee suficientes recursos y buena mano como para hacer que el joven Pablo pueda recuperar la vista. le promete otorgarle la capacidad de ver, de conocer el mundo, y a la vez inunda a Marianela con la mayor tristeza.
*Aquí se da uno de los momentos más sensibleros del libro, donde Marianela le pide a la Virgen ser hermosa, pues la hizo fea, ya que en el fondo desea que Pablo nunca abra los ojos para mirarla.


Me encanta la historia, aunque en algún punto me ponga de mala leche… Nos mandaron leerlo en el instituto en clase de literatura, lo recuerdo con mucho cariño, pero lo pasé fatal leyéndolo. Sí, lo admito, se me escapó la lagrimilla al final.