Ecuatoria

En el año 2006 llegó a oídos de Patrick Deville una noticia sorprendente: el gobierno del Congo decidía repatriar los restos del viejo explorador Brazza desde Argelia para construir un mausoleo en su honor. de ahí nacería uno de los mejores libros sobre la historia colonial de África: Ecuatoria (2006).

Para el autor, resultaba incomprensible la idea de construir un enorme monumento a la gloria de un hombre que representa el origen de la colonización y explotación de las regiones entonces aun ignotas e inexploradas del continente. Sin embargo, al investigar la cuestión más a fondo, descubrió muchas luces y sombras, y sobre todo una historia fascinante que merecía ser contada.

Ecuatoria es una obra difícil de etiquetar en una sola categoría: libro de viajes, manual de historia, crónica periodística… El propio Deville, viajero impenitente, nos acompaña de la mano en sus viajes por Argel, el río Congo, Angola, Sâo Tomé o Zanzíbar, describiendo a las personas que se encuentra en el camino, rememorando pasajes históricos, lejanos y recientes, y reflexionando sobre ellos.

En las páginas del libro se mezclan anécdotas y extractos de periódicos locales. También se insertan textos biográficos de los grandes exploradores de África, no solo de Pierre Savorgnan de Brazza, sino también de Henry Morton Stanley (el despiadado Bula-Matari), David Livingstone o Albert Schweitzer. Hombres intrépidos, temerarios y crueles que se atrevieron a adentrarse en el corazón de un continente oscuro, mágico y peligroso, en los espacios del mapa que permanecían obstinadamente en blanco.

Todo en conjunto, hace que leer Ecuatoria sea una aventura muy entretenida que se mueve en los territorios de la geografía y la historia, pero también en los del humor y el horror.

Probablemente sin saberlo (o tal vez no), Deville repitió la fórmula magistral de nuestro añorado Javier Reverte y su trilogía africana: viajar siguiendo los pasos de los exploradores, hollar los mismos caminos y ofrecer una doble visión de la realidad: la de antes y la de ahora, inevitablemente conectadas. Como Reverte en Vagabundo en África, Patrick Deville también hace continuas alusiones a El corazón de las tinieblas de Conrad y a muchas más obras «africanas», como los diarios de Stanley o del propio Brazza.

En resumen, esta es una maravillosa lectura que tal vez nos puede ayudar a entender un poco más a África y su historia, pero que por encima de todo nos invita a viajar, soñar, sufrir y disfrutar.
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