Las palabras delimitan nuestro pensamiento, nuestra realidad, y por tanto, nuestro mundo.
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Las palabras delimitan nuestro pensamiento, nuestra realidad, y por tanto, nuestro mundo.
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Solo podemos ser libres cuando dejamos de criticar, de quejarnos, y cuando amamos sin miramientos.
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Para ganar poder sobre los demás y sobre el mundo que te rodea, hay que ganar primero poder sobre uno mismo.
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No existe el don divino, sino trabajo constante.
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Nosotros somos seres destinados al caos que luchan por conseguir el amor y la unión.
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En los detalles pequeños es donde se ganan las grandes batallas.
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La gran conquista, el único logro y la gran fuente de poder es siempre el dominio de uno mismo.
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La magia es solo la ciencia que no entendemos aún.
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¿Y si algo tan sencillo como no pensar mal de los demás nos abriese las puertas de todas las maravillas y milagros que fuésemos capaces de imaginar?
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Hemos conquistado el espacio exterior, pero aún nos queda conquistar el lugar más importante: el espacio interior.
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Gregorio Samsa es un ...