El libro de la forma y el vacío

Este mes me he estrenado con Ruth Ozeki y la verdad es que me ha sorprendido para bien. No voy a negar que cuando esta novela llegó a mis manos sus casi 600 páginas me intimidaron bastante. Pero poco a poco, ya que lo he leído de una forma bastante pausada, este libro me ha llevado por un viaje precioso repleto de reflexiones y con una potente crítica social.

En esta historia conocemos a Benny Oh, un chico de 13 años que comienza a escuchar voces de objetos inanimados después de la trágica muerte de su padre. Estas voces provienen de cualquier cosa. Desde la taza de café que utiliza para desayunar, hasta los mismísimos libros de la biblioteca que frecuenta. ¿Qué es lo más curioso? Que la historia no solo está narrada por Benny, sino también por esos objetos. En este caso: los libros. Mediante este planteamiento tan peculiar, la autora consigue romper la cuarta pared y nos hace partícipes de la vida de Benny no solo desde el punto de vista de nuestro protagonista, sino también del de los libros.

Vemos cómo afronta la muerte de su padre siendo tan joven, el duelo por el que tiene que pasar, y cómo esas extrañas voces que lo acompañan ponen su vida patas arriba. Se convierte en un chico introvertido, paranoico e incluso un poco violento con su madre, a la que le cuesta tantísimo pasar página que, en parte, olvida la responsabilidad que conlleva estar a cargo de un menor. Benny solo quiere silenciar las voces que no paran de sonar en su cabeza y el único lugar donde encuentra tranquilidad es la biblioteca pública.

«El libro de la forma y el vacío» trata temas tan importantes como el dolor que sentimos cuando perdemos a un ser querido, la salud mental y todos los cambios que sufrimos después de un palo tan grande. Todos asimilamos la muerte de una forma distinta y en este caso la autora ha querido hacer hincapié en la cultura del consumo, que está tan arraigada en Estados Unidos, y cómo mucha gente se apoya en las compras compulsivas como una terapia.

Esta novela te hace abrir los ojos y reflexionar sobre muchísimas cosas que tal vez en tu día a día no te planteas. Por eso recomiendo leerla despacio y saborearla. Cada personaje tiene un papel fundamental en esta historia y son primordiales en la evolución de la familia Oh. Además, no todo es drama. Muchos nos regalan varios momentos divertidos.

Puede que no haya sido el libro más ágil entre los últimos que he leído, pero vale muchísimo la pena darle una oportunidad. La pluma de la autora me ha encantado y creo que ha creado esta historia expresamente para nosotros, los lectores, aquellos que amamos los libros y dejamos que nuestra imaginación vuele hasta los lugares más inimaginables.
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