1984 es una pasada, de principio a fin. Sólo con el planteamiento ya te hace querer seguir leyendo, es corto, ameno, que te plantea problemas morales y posibles soluciones de los personajes a la falta de libertad tan brutal que experimentan. Es de esas novelas que hay que leer antes de morir o a la que volver a acudir de vez en cuando.
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