Se trata de un clásico que todo el mundo debería leer alguna vez. Te permite comprender, mediante un juego de ideas y conceptos, la vida bajo un estado totalitario (concretamente, hace alusión a la unión soviética). El protagonista, Winston, vive en un mundo en el qué difícilmente es posible pensar algo políticamente incorrecto sin ser pillado. Winston vive en la ciudad de Londres y forma parte de la clase media de la sociedad, una clase que vive y trabaja en un lugar llamado Ministerio Exterior. El estado de Oceanía controla de forma descentralizada gran parte del mundo, y Londres forma parte de esa zona controlada. El jefe de la nación es el Hermano Mayor, una persona anónima que controla mediante telepantallas todos los rincones de cada estancia del Ministerio Exterior. Si no era suficiente, la policía del pensamiento (algo similar a la Gestapo de la época nazi) también vigila cada paso de los ciudadanos. Nada pasa por encima del control del estado. Winston vive en un mundo dominado por el miedo y la propaganda, el odio y las ganas de guerra. Y nadie escapa de las garras del hermano mayor. O por lo menos, nadie en su sano juicio trata de ser políticamente incorrecto. |