Historia DE HISTERIAS

El libro empieza bien: la autora habla de la histeria a lo largo de la historia. Dice que se relaciona a las mujeres aunque los hombres también la han sufrido. Después, comienza a analizar los brotes de histeria que puede haber en la actualidad y que no se parecen en nada a lo que imaginamos: ansiedad, anorexia y bulimia son algunos de los síntomas de la histeria en nuestros tiempos.

El texto en sí resulta interesante, hasta que pasas más de la mitad. Ahí yo he empezado a replantearme la pegatina de la sección de Feminismo de mi biblioteca en el lomo de este libro. Es por esto por lo que lo he leído entero: si el libro comenzara con las ideas retrógradas que utiliza en esa segunda mitad, lo dejo en las primeras páginas.

Algunos puntos que me han hecho chirriar el cerebro han sido:

- Habla de hombres y mujeres heterosexuales: para nada se tiene en cuenta otros géneros ni sexualidades.
- Pone como ejemplo de buena familia la tradicional de madre, padre e hijo. Dice que el padre es necesario para que la relación madre-hijo sea satisfactoria. En el caso de que no hubiese padre en la familia, la autora dice que los hijos crecerán en un modelo dependiente, sintiéndose inútiles en el futuro.
- Iguala las cirugías estéticas con los cambios de sexo, agrupando ambos como métodos agresivos para conjurar la vejez . Como si la gente se cambiara de sexo por capricho.
- Habla de que es curioso que no se mencionen los casos de violencia hacia hombres, niños y ancianos, mezclando los tres para meter cizaña sobre la violencia de género, hablando mientras del papel de víctima que algunas personas representan, y banalizando por tanto la violencia ejercida sobre las mujeres.
- Y, por supuesto, habla de feminismo. Dice muchas lindezas, entre ellas, solo por abreviar, que la mujer quiere ser hombre, o por lo menos lo intenta.

Además, el texto tiene numerosas erratas, falta de tildes diacríticas, exceso de uso de puntos suspensivos, doble espacio y muchas frases están mal estructuradas. Creo que con un repaso de un corrector hubiese valido, pero da la sensación de que en la editorial nadie se tomó la molestia de leer el libro antes de imprimirlo. Y no me extraña: si yo hubiera sabido el bodrio machista tóxico que tenía entre manos, tampoco lo hubiese hecho. Nunca he hablado de un libro con esta dureza, puedo tener ideas diferentes a un ensayo, pero este es peligroso y encima está mal escrito. Poco más puedo decir.