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Wow! (Vale, necesito coger aire antes de empezar con esta reseña...). Antes de nada, ha sido maravilloso, no he soltado el libro en toda la tarde (literalmente, he comido leyendo), no he podido soltarlo, necesitaba saber, necesitaba seguir con Conor, y no ha sido hasta que lo he acabado que he respirado bien. Seré de las pocas personas que no se han visto la película, y tampoco me había leído el libro, hasta hoy. Nunca es tarde para leer una historia así, y no me arrepiento en absoluto de haber esperado tanto. Cada libro tiene su momento en el tiempo, necesitas estar en una posición cómoda para leerlo, para disfrutar de según qué historia, y es posible que si lo hubiera leído antes no lo sentiría como lo siento hoy. El autor es simplemente un artista. Durante todo el relato he tenido la cabeza a mil revoluciones, creando escenarios, personajes y situaciones. No he podido pensar en otra cosa que no fuera en la trama, y me ha encantado no, lo siguiente. Es descorazonador vivir situaciones difíciles, lo debe ser mucho más si eres un niño. Como docente, me siento en deuda con mis alumnos, mis niños, que cada día me demuestran lo fuertes, valientes y inmensos que son afrontando situaciones que siendo adulto, a veces parecen insostenibles; niños que sonríen, disfrutan y viven más allá de vivir, sueñan más allá de soñar. Siempre he tratado de fortalecer los puntos fuertes de mis alumnos, de ayudarles en todo, de apoyarles y darles cariño cuando lo han necesitado, porque ellos nos necesitan, ellos necesitan "ser vistos", necesitan la verdad, necesitan personas a su lado que les digan "sí vales" o "si puedes". Este libro no sólo lo tengo como una novela más de las que me han encantado, sino también como una guía, porque estamos empeñados en no pedir ayuda, en no pedir perdón y en no decir la verdad, y eso escuece, duele como un demonio y nos va destrozando poco a poco hasta que hacemos boom. |
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