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Crítica de Alpispa


Alpispa
08 January 2022
Ya sabéis que la primera entrega de esta historia me encantó, así que imaginad lo que me ha gustado este libro, porque me ha parecido todavía mejor. Adelanto que esta edición también viene con mapa, gracias ediciones Labnar por mantener eso, porque para este tipo de historias es vital tenerlo de guía, debido a lo mucho que se mueven los personajes y los diferentes puntos en los que se encuentran.
Ylandra. Tiempo de guerra empieza de la manera más fuerte posible, con un gran golpe que pondrá patas arriba el Gobierno de la república. Yo creo el autor cuando empezó el libro se frotó las manos y pensó en no darnos respiro alguno, porque todo lo que sucede en sus páginas es determinante para la historia. El libro anterior dejó las diferentes tramas en puntos muy relevantes y el autor ha sabido darle continuación de una manera espléndida, atrapándonos desde el inicio. Yo solo podía pensar: agárrate, que vienen curvas, porque los cimientos de la Ylandra que conocemos tiemblan, y nosotros con ellos.
En mi reseña de Ylandra. Tiempo de osadía, os decía que había varios frentes abiertos, que en este libro se mantienen, más o menos, aunque todo se complica un poco más. Por un lado, el pueblo anirio sigue con voluntad de revolución, siguiendo al Inferus, cuya identidad conocimos en el final de la primera entrega. En esta parte me ha gustado que se plasmen las dos maneras diferentes de liberar a un pueblo, está el lado del Inferus (por decirlo de alguna manera, para no hacer spoiler) que lamenta cada gota de sangre derramada debido a esta sublevación, porque a pesar de tener un objetivo muy válido, le importan las vidas inocentes e intenta dar golpes no demasiado agresivos, y su otro lado, para el que el fin justifica los medios, sin piedad ni remordimiento alguno, que disfruta con el dolor de los irios, no importa su edad, condición ni actuación. Me gusta mucho que se reflejen tan bien esas diferentes maneras de luchar por lo que uno quiere, y también lo que es acabar cegado por el odio, aunque es cierto que en algunos personajes es justamente ese sentimiento lo que les sirve como motor para sobrevivir y evolucionar. En concreto, me gustaría mencionar a Güido, el cual cambia bastante en este libro, no sabría decir si a mejor o a peor, porque creo que aumenta su valentía, su fortaleza y tesón, pero también se inclina un poco al lado oscuro, el rencor y la sed de venganza, lo que puede llevarle por el mal camino.
Asimismo, también tendremos avances en la Escuela. No es ningún secreto que Siara y Mara son mis personajes favoritos de la historia, así que disfruto muchísimo cada vez que ellas son las protagonistas de los capítulos. A Mara la vemos crecer, abrirse a lo desconocido, ponerse a prueba en varias ocasiones y dar lo mejor de sí. Tiene tanto potencial que empieza a desarrollar que yo creo que eso en un momento estallará por algún lado, no sé por cuál, pero algo me dice que tendrá un papel muy importante en el futuro. Con sus escenas he sufrido mucho, no os voy a mentir, y es que con algunas cosas las pasa canutas, pero también me emocionado, por ejemplo, en la parte del equilibrio en el poste. Cada logro suyo lo he tomado como mío. Siempre he adorado las historias con una escuela de magia, y a través de Mara conocemos las diferentes disciplinas que se enseñan y también nos colamos en alguna de sus clases, esas partes me dejaban completamente embobada. Por supuesto, no puedo mencionar la magia y no hablar de la maravillosa alquimista Siara. Siara sigue teniendo un carácter marcado, es dura y bastante cabezota, pero también nos demuestra que sabe reconocer sus errores y los momentos en los que se pasa de la raya. Siara es un personaje que no es consciente de su elevada influencia y la capacidad que tiene de mover el mundo si así se lo propusiera, de hecho, para mí tiene un carácter de líder. Si me lo pidiera, la seguiría a cualquier sitio, más a ella que a Aleyn, incluso. Me gusta que a lo largo de la novela tome decisiones con cabeza, también el vínculo que ya tiene con Mara y, por supuesto, su manera de enseñar, porque es muy sabia, y eso que no se comporta a lo mejor de la manera pausada y tranquila que normalmente caracteriza a los eruditos en este tipo de novelas. A través de ella no solo viviremos eso, sino que conoceremos mejor cuál es la situación de la Escuela, si los maestros son tan poderosos como se cree, si la institución es tan perfecta como transmite, o si hay ovejas negras en su interior. La política también tiene su juego en las vidas de los maestros, y eso lo veremos de manera más marcada en este volumen.
En la reseña del libro anterior, mencioné que me habría gustado saber más sobre la orden de addai, la que aparece bastante poco para lo interesante que me resultó desde un primer momento. En este libro el autor ha saciado esas ganas que tenía de saber más sobre ellos, gracias a Eyra, la Wellington que nos faltaba. Eyra es un personaje que me ha gustado mucho, podría decir que es mi segunda Wellington favorita (siempre irá Mara por delante), creo que por lo diferente que es. Es una mujer que ha visto marcado su destino desde muy pequeña y que se ha visto obligada a darse a esa misión, aceptando casarse con una persona a la que no amaba solo por su influencia, y en secreto, velando por la paz de Ylandra y por truncar el regreso de los Tres, que cada vez se aprecia más cercano. En realidad, Eyra es despiadada, está entrenada como soldado y a veces, con tal de hacerse respetar, comete locuras, pero es que la vida la ha enseñado a eso.

Los juegos de estrategia en el ámbito político, que se traducen en conflictos bélicos, están muy presentes. No es raro que liguemos esto con Deian Wellington, una persona sin alma, porque trata fatal a todo el que se le acerca, es cruel, despectivo y su sed de poder no para de aumentar. Me gusta que en Deian se refleje la situación que se ha visto en muchos países a lo largo de la historia, eso de que X persona llegue a un puesto importante porque la gente lo ha elegido, sabiendo que es un asesino, limita las libertades y, básicamente, realiza prácticas dictatoriales, cuando se supone que hay establecida una democracia. Deian es, con diferencia, mi personaje más odiado, porque en él no encuentro una pizca que salvar, es maldad pura y daña todo lo que toca, a conciencia, además. Cerca de él tendremos a su hijo Viktor, el cual nunca me ha hecho ni fu ni fá, no obstante, me intriga mucho saber qué suceso traumático se esconde tras sus pesadillas y su alcoholismo. Creo que esa cabecita suya tiene recuerdos bloqueados que cuando se desvelen nos van a dejar a cuadros, así que solo por eso, quiero que Viktor siga apareciendo en los libros. Reconozco que es un personaje que me da un poco de pena, porque su vida ha sido un desastre, muy triste todo, manejada por su padre, el cual lo humilla e infravalora cada dos por tres. Pero es que luego suelta comentarios que agüita de coco.
Jules es el hermano Wellington del que me queda por hablar. Sinceramente, esta vez ha estado un poco flojo, esperaba más de él. Parece que se deja llevar un poco por lo que le va sucediendo, cosa que entiendo, porque está hundido en la miseria emocionalmente, pero por su personalidad, esperaba una forma de actuar más guerrera. En cambio, vemos como se limita a existir, es verdad que él elige el rumbo que tomar y me parece muy noble lo que hace en relación con los Lascanter, pero esperaba más vida, más ímpetu. Eso sí, diré que su jugada final me ha dejado loca, no pensaba que fuera a hacerlo, así que me quito el sombrero, sí señor. Sobre la familia Wellington, únicamente añadiré que conocemos más de la mujer de Deian, madre de los cuatro hermanos, cosa que me ha encantado, porque es un personaje que me despertaba curiosidad, ya que parecía el pilar fundamental de la familia, y es que su comportamiento con cada uno de sus hijos significaba más de lo que nos podemos imaginar.

Todavía me quedan personajes de los que hablar, y es que son unos cuantos. de Aleyn y Samael poco puedo decir, solo que continúan su viaje, sin saber muy bien qué hacer en algunas ocasiones, y digamos que se topan de lleno con el mayor problema que sufre Ylandra en el momento. Una experiencia un tanto traumática, tanto para ellos como para mí, y es que sabíamos que algo estaba pasando, pero no exactamente qué, y cuando se descubre, buf. Finalmente, tenemos la trama de Annelyn, que me ha enganchado mucho más de lo que esperaba, y es que tela con esta mujer, se codea con gente muy importante, se le da de perlas mentir y traicionar y encima es mentalista. Ya en el primer libro se veía de lo que eran capaces los mentalistas, pero realmente asusta su capacidad para alterar la mente de una persona hasta el punto de volverla loca o cambiar su personalidad. Increíble.
Otra cosa que me ha parecido muy curiosa es que en esta historia estén los que son más creyentes y los que no lo son tanto. Quiero decir, si yo viviera en un mundo donde existiera la magia, podría creer en todo, o casi, ¿no? Pues bien, en la novela nos encontramos con gente que cree a pies juntillas en los dioses, los famosos Tres, de los cuales conoceremos más y no es algo bonito, otros que no creen en nada, otros que creen en determinadas cosas, como en el espíritu del guerrero, etc. Me ha parecido genial ver los diferentes puntos de vista sobre estos temas, y sobre todo, sabiendo de primera mano si estos dioses existen o no, puesto que los lectores lo sabemos, pero las actuaciones de los personajes varían según sus ideas. Asimismo, he notado que la historia se vuelve mas cruda, vivimos escenas verdaderamente horribles, vomitivas, porque hay personajes que son capaces de cualquier cosa por conseguir sus objetivos, no importa las barbaridades que hayan de cometer, y otros que, simplemente, disfrutan matando. Esos momentos te golpean, porque ves a gente sufrir y un reguero de muerte, difícil de asimilar. Se nota que estamos en tiempo de guerra, porque parece que todo vale y hay mucho dolor.
Es increíble lo reales que son los personajes, porque el autor consigue que empaticemos con personas que han hecho cosas horribles en el pasado, o que las hacen ahora, pero que han tenido una vida dura. También las diferentes versiones sobre ellos reflejan bien lo que sucede en el mundo como lo conocemos, una cosa es lo que te cuentan, otra cosa lo que tú vives y ves y también depende de la versión que te dé una persona afín a la persona de la que se habla o no. Pongo de ejemplo a Aleyn, que lo tachan de loco y tirano, que no voy a negar que hiciera cosas muy mal, pero lo conocemos de primera mano y no me parece mala persona, si no, hubiera acabado con el problema de Sam hace tiempo, ya me entendéis. Lo mismo con la orden de Addai, hablan de sus miembros como si fueran asesinos y dictadores, pero ellos tienen su motivación, que es la protección del país, y son conscientes del mal que acecha. Sí, matan gente, no lo justifico, lo que quiero decir es que gracias a los diferentes escenarios y puntos de vista, vamos recopilando información que forma ideas en nuestra mente, y esas ideas van cambiando a medida que conocemos más sobre la historia. Empatizamos con el amor que siente Annelyn por sus hijos, pese a todo lo malo que ha hecho; también lo hacemos con Viktor, porque su vida no ha conocido la felicidad, a pesar de haber seguido siempre a su padre, sabiendo como era, y podría seguir enumerando casos, cosa que es muy buena, porque significa que los personajes de la historia son muy humanos.
Para terminar, os recuerdo que estamos en guerra, así que el libro está lleno de batallas, conspiraciones, estrategia y giros. Muchos giros. Infartada he terminado, y es que el autor ha jugado con mis sentimientos como ha querido, en varios pasajes, donde he tenido que parar para asimilar lo que estaba sucediendo. En serio, el corazón a mil, porque la cosa parecía tranquila, todo lo tranquila que puede estar dadas las circunstancias, y de repente, ¡hala! Giro de trama, sorpresita por aquí, colapso por allá, la vida de un personaje cambia en un pis pas. Y es que adoro al autor por hacerme sufrir de esa manera, porque es el masoquismo lector, que con cada giro más enganchado estás. Eso sí, una cosa que no perdono es que no me hayan dado el reencuentro que quería (los que habéis leído el primer libro, sabréis a qué me refiero). Tenía la esperanza de que dos personajes volvieran a verse, lo necesitaba, y mi gozo en un pozo cuando he visto que queda todavía para eso, si es que no me los matan por el camino, cosa que veo muy probable, dado todo lo que está pasando. En el desenlace de la lectura, me he vuelto a quedar KO, sobre todo porque las vidas de muchos personajes darán cambios radicales, así que estoy deseando saber cómo se desenvuelven en los nuevos escenarios y conflictos venideros, y es que viene la revolución. La tercera parte sale a finales de año, y yo no sé cómo voy a aguantar tanto la espera.
En definitiva, con este libro Roberto Navarro se supera con creces, presentándonos una Ylandra que se desmorona, y nosotros sufrimos con ella a través de giros de infarto, una ambientación excelente y una historia llena de conspiraciones, juegos de poder y muchísima emoción en cada página, donde nuestros corazones no están a salvo. Lo dicho, una de mis mejores lecturas del año, y eso que este acaba de empezar.
Enlace: https://adictaloslibros.blog..
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