Lolita

"Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta ".

El retrato que hace Nabokov del pedófilo en esta novela es bastante siniestro. La banalidad del mal se muestra plenamente aquí cuando el protagonista Humbert nos lleva en una visita guiada a través de sus obsesiones impías. Lolita no se parece a nada que haya leído. La prosa y el uso del lenguaje de Nabokov es manipulador, seductor, perturbador y absorbente.

Uno de los estudios más completos sobre psicopatía ficticia que he leído, este libro es, creo, el más singular en su descripción del personaje principal como "casi normal". Casi, excepto por su desafortunada inclinación por engañar a las niñas.

Un método sorprendente de caracterización en la novela es la confianza de Nabokov en la absoluta insistencia de Humbert en su "normalidad". Cómo rechaza por completo cualquier censura que no sea la suya propia; e incluso esa autocensura, como todo lo demás en su vida, es falsa y hueca. Experimenta y nota la angustia del niño sin un reconocimiento claro de su culpabilidad: es una brillante disección de ensimismamiento. al final, su insuficiencia como hombre se transforma en una insuficiencia como ser humano, como lo ilustra el relato patético de su plan de venganza ridícula.

En definitiva, Nabokov demuestra con este libro tener un conocimiento profundo de la psique humana, del funcionamiento interno de una mente perturbada. Estas ideas están maravillosamente entrelazadas con su don del lenguaje y la narrativa, creando algo tan brillantemente perturbador que no puedes evitar ser arrastrado a su mundo profundamente perturbado.