 |
Seis meses me ha costado terminar de leer Lolita, de junio a diciembre. Y es que tras leer unas cuantas páginas llegaba siempre a un punto en el que necesitaba abandonarlo, leer otro y tratar a volver a éste. Seis meses, que se dice pronto. Había ocasiones en las que, tras terminar uno de esos libros que leí por el camino, ni me apetecía retomarlo y me iba directamente a otro. Reconozco que empecé a leerlo por todo lo que he oído hablar de él, al ser un libro tan conocido tenía que terminar cayendo en mis manos. Pero una vez que lo he leído, no tengo muy claro a qué se debe esa fama. Dudo mucho que sea por la calidad del libro o de la narrativa, más bien creo que debe ser por el cómo relata una enfermedad como la pedofilia, cómo lo aborda con esa naturalidad y ese detalle. Aunque lo dicho, es una suposición… también puede deberse tan sólo al uso popular que ha tomado el título del libro hoy en día. En cualquier caso, no se lo recomiendo a nadie. En Lolita, Vladimir Nabokov relata la historia de Humbert Humbert, un hombre que se siente atraído sólo por niñas menores de edad. Vive varios episodios de enamoramientos, unos llegan más lejos que otros, hasta que conoce a Lolita y su mundo se paraliza en torno a ella. Una niña de doce años a la que conoce cuando se aloja de forma casual en casa de su familia. de forma cronológica, el relato va narrando cómo la conoce, cómo va encandilándose de ella y provocando ese acercamiento cada vez más íntimo hasta llegar al punto de contraer matrimonio con la madre de ésta para poder mantenerse a su lado. Eso sí, ella tampoco es una pobre víctima ya que alimenta esa relación estrecha con Humbert al ver que éste concede todos y cada uno de sus caprichos. En el lado positivo, por poner algo, es que agradezco al autor que no haya entrado en detalles demasiado escabrosos, lo cual se agradece cuando el tema te da un poco -por no decir mucho- de repelús. |
>
