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Cuando pienso en literatura japonesa viene a mi mente el respeto por lo silencios, la delicia de las pausas, la luz del paisaje, los personajes profundos. Cuando pienso en literatura acerca de Japón por el contrario caigo en escenarios orientales y exoticos, personajes interesantes pero poco profundos o temáticas atractivas desde el punto de vista occidental. Este libro a pesar de haber sido escrito por un japones, cae en la segunda categoría. No era lo que esperaba para la cantidad de críticas positivas qué había oído, si hasta me daba miedo leerlo... En fin que me veo inmersa en un Tokio qué está haciéndose metrópoli, en la piel de unos adolescentes qué están descubriendo la vida, en la sociedad del tabú y al mismo tiempo de la liberalidad y la independencia. Que puedo decir, las historias son duras por momentos, dramáticas, con mucho dolor entre líneas, pero no llega, no cala, no conmueve, sino que pasa de largo, en las situaciones positivas, románticas o de humor, pasa lo mismo, no hay carcajadas o sensibilidades, no se me acelera el pulso, a las justas me arrancan media sonrisa. Entonces para mi es un libro que ni si ni no, que no encaja en los cánones orientales ni en los occidentales, una escritura tibiecita, y un par de reflexiones de la vida. Más nada. Quizás le de una segunda oportunidad a Murakami, quizás. P. d'le pongo el aprobatorio porque me gustan las recomendaciones musicales y literarias. |
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