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Es la primera vez que leo alguna obra de Murakami recién impresa, es una sensación diferente por el simple hecho de esa ansiedad por acercarse el día y luego oler y sentir un libro nuevo. La muerte del comendador, una novela que promete ser “el mejor Murakami”, aunque no creo necesario poner esa etiqueta, si entiendo que esta primera parte es la entrada para que esta novela entre a las mejores de este hombre. Un protagonista que en ningún momento dice su nombre quiere huir de su casa después de que su mujer le dice que no quiere seguir siendo su esposa, comienza un viaje por el norte de Japón en su antiguo auto, para luego llamar a su antiguo y uno amigo de la época universitaria e instalarse en una casa en medio de las montañas y cerca al océano pacífico, es ahí donde se topa con la muerte del comendador. Un breve resumen de lo que pasa en los primeros capítulos, pero hay más, como siempre en las historias de Murakami. En este libro Murakami retoma su acercamiento a lo no real mediante acontecimientos cotidianos, y es que los personajes saben de la imposibilidad de muchas cosas, pero lo asimilan de una forma tan natural que nosotros como lectores no podemos sino también asimilar como tal. Los personajes son variopintos, unos más extraños que otros, todos con ese aire de melancolía y misterios, todos con personalidades definidas. La historia se va desarrollando mientras los personajes se relacionan entre ellos y nosotros conocemos poco a poco su pasado y el porqué están ahí. Hay detalles, símbolos que me recuerdan a otros de sus libros y eso me encanta, me fascina encontrar esos guiños que me hacen sentir más cerca las demás historias que he leído de él. Una obra que no decepciona, Haruki Murakami es estado puro, y es que este escritor tiene su marca personal y solo él puede jugar con la realidad, solo él puede hacerme leer y leer y emocionarme y pensar y sentir intriga y asco y miedo. |
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