La muerte del comendador (Libro 1)

Me puse a escribir esta reseña una vez terminado el volumen 2 de la Muerte del Comendador y ahora, se me hace difícil reseñar la primera parte por separado. La sensación final es buenísima, pero la primera parte, por sí sola, me parece magistral. Mi relación literaria con Murakami acaba de comenzar pero presiento que va para largo. Estoy fascinada por su forma de contar las cosas. Por esa sencillez repleta de sofisticación. Por cómo gente sencilla hila reflexiones tan profundas. Las continuas referencias musicales, literarias, culinarias, me provocan el deseo de vivir y hacer lo que hacen los personajes. El sexo, más presente en conversaciones que en acciones, es pícaro y divertido sin caer en ninguna obscenidad.
La historia del pintor que se separa de su mujer y se aísla en las montañas es de todo menos simple. Vecinos intrigantes, amantes curiosas, una magnífica colección de vinilos de ópera, secretos en el desván, el mundo de las ideas y las metáforas, una historia oculta del nazismo… Con todos esos elementos, elabora un cóctel delicioso, que se bebe casi de un trago.
En la segunda parte el surrealismo se incrementa y he llegado a pensar “a Murakami se le fue la pinza”, pero al final casi todo encaja, los círculos se cierran y te quedas con una sensación maravillosa que me empuja a leer toda la biblioteca del bueno de Haruki.