Somos dos personas solitarias, pensó, que al menos podrían reconfortarse la una a la otra en la oscuridad.
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Somos dos personas solitarias, pensó, que al menos podrían reconfortarse la una a la otra en la oscuridad.
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Las esposas guardan entre sí menos parecido que los hombres. Se ajustan a una manera determinada de vestir, dirigen sus hogares siguiendo las mismas pautas, crían a sus hijos de la misma forma; todas prefieren el café al té, todas conducen automóviles juegan al bridge, atesoran como mínimo una joya de valor y son moderadamente atractivas. Esto es cuanto se puede ver. Pero no lo es todo
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Unas son felices, otras están emponzoñadas de aburrimiento; unas beben demasiado y otras, por debajo de la línea de demarcación, están un poco desequilibradas; unas aman a sus maridos y otras agonizan por la ausencia de amor; unas pocas tienen talento, que les es tan inservible como una extremidad paralizada
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Las mujeres (...) como pequeños icebergs, mantienen su cara despierta y rutilante por encima del agua; bajo la superficie, sumergida a muchas brazas de ociosa profundidad, retienen su propia personalidad»
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¿Quién escribió «Agnes Grey»?