 |
Después de haber disfrutado tantísimo hace unos meses de “Un mar sin estrellas” me daba miedo a la par que deseaba leer la que fue la primera novela de la misma autora, Erin Morgenstern y puedo confirmar que no me ha decepcionado en absoluto, sino que ha generado en mí todo lo contrario. Me ha resultado una de las historias del género de fantasía más originales, propias y peculiares que he podido leer, disfrutando cada una de sus páginas y deseando que esta historia no se acabara a la vez que deseaba conocer los siguientes acontecimientos que iban a tener lugar. Se ambienta a lo largo del siglo XIX, donde seguiremos a Celia y Marco desde que son unos niños, criados en el lado opuesto del mundo y de clases sociales distintas, pero educados para un mismo objetivo: batirse en un duelo mágico del que no conocen a su contrincante ni tampoco las normas por las que se rige este acontecimiento. No obstante, la piedra angular de la trama y que podemos considerar incluso un personaje como tal es el Cirque des Rêves, que gracias a la espléndida ambientación cobrará vida. Este circo es único en su categoría, ya que nunca se sabe de antemano dónde va a ser el siguiente lugar dónde aparecerá, lo cual nos embarca por un viaje constante por prácticamente todo el mundo, que quedará detallado y encajado a la perfección dentro del argumento, pero sin duda las descripciones más fascinantes son las que corresponden a las distintas carpas y elementos que se encuentran en el interior del circo. Ello nos permite conocer a otros de los integrantes del circo como son los mellizos Murray: Poppet y Widget, que nacieron dentro del complejo (y que me han parecido entrañables además de tener unos poderes de lo más llamativo), la adivina Isobel o la contorsionista Tsukiko, quien sabrá mucha más información de lo que puede aparentar a simple vista. Asimismo, contamos con el punto de vista de un rêveur, Bailey, quien es un chico predestinado a encargarse de la granja familiar, pero quien descubre un nuevo horizonte ante él gracias al circo. Quizá no entendamos al principio el por qué se hace tanto hincapié en este muchacho, pero según avanzas a través de la historia, todas las piezas del engranaje irán encajando entre sí con una sutileza considerable. al igual que los artículos del relojero Herr Frederick Thiessen serán la mar de interesantes para conocer ciertos aspectos de este circo con vida propia. Hay que tener en cuenta que “El circo de la noche” no es de esas historias que cuentan con grandes giros de trama y ni los necesita, porque en sus páginas puedes encontrar distintas experiencias de cómo huir de las expectativas impuestas, de modificar el destino, de abandonar la soledad y encontrar un amor que, de buenas a primeras, estaba casi prohibido. Simplemente, si te adentras en él déjate llevar porque lo más probable es que no te arrepientas. Si es cierto que me habría gustado conocer un poco más a fondo si cabe el mundo mágico en el que transcurre la historia ya que considero que tiene bastante potencial y aunque la longitud del libro me parece correcta, creo que ciertos aspectos podrían haberse explotado un poco más (como la resolución de la competición, que no es tan explícita como se pudiera haber esperado). Me resultó curiosa la elección de Morgenstern a la hora de escribir la historia en presente en vez de hacerlo en pasado como suele ser lo habitual en estas historias, aunque esta tiene poco de habitual y eso es lo que la hace maravillosa. A menudo no me suele gustar cómo se desarrollan los romances basados en ciertos clichés, pero en esta ocasión, me ha parecido una historia preciosa y sincera basada principalmente en los sentimientos de los protagonistas. |
>
