El poder de lo invisible

Cuando me hablaron de este libro no tenía muy claro de que sería, cuando lo empecé a leer no quería parar. Es un libro sumamente hermoso. Paula Moreno a través de las memorias que hizo en su tiempo como ministra tiempo después las convierte en el poder de lo invisible.
Es indescriptible la sensación que tengo por haber terminado este libro. Paula nos muestra como llega a ser ministra de cultura, como fue su camino como ministra, per más allá de eso se nos muestra como persona, como parte de esa Colombia relegada y olvidada, de la cual nos sentimos orgullosos solo cuando algún deportista triunfa en el exterior pero de aquel que sufre día a día aquí a ese lo marginamos.
Por ejemplo yo soy de una de las ciudades más bellas de Colombia, Cartagena, una de las más turísticas, pero esa que detrás de sus murallas esconde una pobreza y una miseria impresionante, esa que se avergüenza de sus raíces negras y solo quiere ser más parecida a Miami y esconder todo aquello que pueda ensuciar su sueño.
En medio de la lectura me di cuenta que aunque digamos que no, el racismo y la discriminación aún son cadenas que hay que romper día a día, pero también cada vez somos más los que queremos generar un cambio, porque no nos podemos quedar callados e indolentes ante la injusticia de la discriminación.
Pero Paula no solo nos habla de tristezas, sino también de amor, ese gran amor con el que creció, su madre, sus tías, sus primos, su Santander de Quilichao, su esencia… porque hoy es lo que es gracias a ese amor que recibió y a la formación que tuvo, que la convirtió en una gran persona y en un ejemplo a seguir.
Cuando tenía que hacer pausas en la lectura, ya fuese para dormir o regresar a mis labores lo hacía con una gran paz, esa palabras me llenaban de alegría, melancolía pero sobre todo de paz. Cuando por fin lo acabé, lo hice con nostalgia como quien se despide de un gran amigo que se irá de viaje por un tiempo pero que sabe que sus caminos se volverán a cruzar. Ahora que lo acabo solo pienso que me hace falta hacer algo, que tengo que colocar mi grano de arena para ayudar a mi ciudad, y solo puedo pensar que la literatura puede ser mi aliada en esa tarea.
Terminaré con una frase que me marcó y es “aquí hay independencias pendientes”, porque las hay y son muchas.