Soy la primera en defender el contar lo menos posible en las sinopsis, peeeeero… si las historias incluyen enfermedades, creo que deberían tener algún aviso: a cada quien le duele alguien y hay temas que no siempre se tiene la fortaleza (o las ganas) de encarar. Esta historia por momentos juega al misterio al mismo tiempo que invita a reflexionar sobre la cantidad de cosas que damos por descontadas por cotidianas y habla principalmente del amor, de la conexión, de reconocer la magia y disfrutar de los instantes. Me gustó mucho la manera en la que está llevada, podría ser un regodeo en el dolor y no lo es. Es sencilla y claro que duele y emociona, pero detrás está la esperanza. Es una historia que dudo que a alguien le resulte indiferente. |