Ágalaz

Tras la separación de sus padres, Adrián comienza a llevar una vida autodestructiva y destructiva. Las peleas con su madre son continuas, además de su mala conducta fuera de casa. Su rebeldía llega a tal extremo de imperdonable que es visitado por un demonio llamado Ágalaz. Este le dice que, por orden de Satanás, su alma ha sido castigada a Efebia, el infierno de los adolescentes. Allí Adrián tendrá que estar luchando constantemente para seguir con vida y, además, conseguir una forma de salir de allí y regresar a su vida en la Tierra. Pero el camino estará lleno de peligros y de terribles pruebas que tendrá que superar o arder eternamente en el infierno.

El protagonista de la historia es Adrián. Este era un adolescente adorable y modélico que tras la separación de sus padres comienza a tener una conducta muy mala. de hecho, comienzas odiándole. Es un niño con mucha rabia contra el mundo que la descarga en tabaco, alcohol y hacer maldades a los demás, además sus nuevos amigos no son los mejores modelos a seguir. Adrián es un personaje que tiene un cambio tremendo que se va cociendo a fuego lento. Otro personaje importante será Ágalaz, un demonio bastante guasón y travieso. Este, además, le da un toque de humanidad y un rayito de esperanza en un mundo desolado y triste como es Efebia. Es un personaje del que se sabe poco pero que es muy llamativo. También tendremos otros personajes, como Omar, Laura y Pat, también presos en Efebia, Daniel, primo de Adrián, esqueletos infernales (que le da un toque de humor y muy humano a la historia), brujas, demonios, unos duendecillos, etc.

La trama transcurre entre la Tierra y el Infierno, sobre todo en este. Efebia solo es uno de los reinos del Infierno, destinado a las almas pecadoras de los adolescentes malos. El autor ha hecho una división del Infierno en distintas secciones o regiones, lo cual me ha recordado en gran medida a Dante. Es un mundo bien construido y definido, con un sistema curioso (con un toque de Los juegos del hambre) y lleno de criaturas diversas, tanto aterradoras y oscuras (como zombis o brujas de fuego) como otras menos malas, casi hasta con humanidad.

La historia gira en torno a dos temas principalmente. Por un lado, tenemos la redención de los pecados, es decir, el que toda persona puede cambiar su actitud para convertirse en algo mejor. Toda la historia va a girar en torno a eso y a la dualidad interna entre el bien y el mal, así como el fortalecimiento de otros valores de los que a veces nos podemos olvidar. El otro tema es las apariencias, no nos podemos fiar de todo lo que vemos. Y esto es muy recurrente en la historia: aquello que parece bueno no siempre lo es y aquello que parece muy mal no siempre lo es. Unas enseñanzas muy interesantes y fuertemente remarcadas.

Sobre la narración, es un libro muy bien escrito, con un lenguaje amable y muy cercano, cargado de odio en ocasiones y de compasión y tristeza en otros. Es una lectura que transmite muchos sentimientos, que consigue empatizar con los personajes. Pese a su brevedad, ni le falta ni le sobra nada (quizás falte algún detalle final para cerrar ciclos, pero poca cosa). El ritmo es también muy bueno, constante, ni llega a ser trepidante ni lento, sino que va poco a poco y en constante evolución, sabiendo cómo conectar con el lector y atraparle en la historia. En definitiva, una lectura agradable y con muchos valores que hay que seguir fomentando.
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