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Crítica de Celia_0504


Celia_0504
20 December 2023
Si alguien me hubiera dicho en mayo del 2022 cuando leí “Ana de Tejas Verdes” el cariño que he terminado cogiéndole a la vivencias del personaje de Ana Shirley, jamas me lo hubiera creído. Pero aquí estamos, reseñando el cuarto libro de la saga y con ganas de seguir descubriendo que le va a pasar a la pasar a nuestra encantadora y pelirroja protagonista.

Tras graduarse en la universidad, Ana Shirley se traslada a la ciudad costera de Summerside para empezar a trabajar como directora y profesora de su escuela local. Lejos de su familia y amigos, la joven encontrara un nuevo y cálido hogar en una casa llamada Álamos Ventosos, donde viven dos hermanas viudas y su gruñona ama de llaves . A través de las cartas que escribe a su prometido Gilbert, descubriremos los desencuentros de Ana con la familia principal del lugar, su día a día en la escuela, su convivencia con sus caseras, su participación en los diferentes romances que florecen en Summerside o la tierna relación que establece con su pequeña y desdichada vecina.

Definitivamente, el personaje de Ana Shirley tiene algo que consigue conectar con el lector, y la forma de escribir de su creadora siempre consigue conectar conmigo de alguna manera. No se puede negar que la saga ha quedado en ciertos aspectos, personajes y situaciones un tanto anticuada. Y que no en pocas ocasiones, esta lectura me ha dado cierta vergüenza ajena, por lo cursi y viejuno que era lo que tenía delante. de hecho, hay alguna frase y dialogo que me ha sorprendido encontrarme en esta obra, visto como está el patio cuando nos hallamos muchas veces en una situación en la que prima más o alejar al lector actual de frases, escenas y situaciones que puedan perturbarle por los racistas o misóginas que son. Que conste que yo soy la primera que no le gusta que se suprima nada, y que me alegro cuando veo que alguna traducción o película se mantiene fiel y no cambia nada.

Pero independientemente de eso, también hay muchas cosas en las obras de Lucy Maud Montgomery que siguen siendo de rabiosa actualidad o que por lo menos han envejecido relativamente bien, lo suficiente para que aún se dejen leer muy bien.

Aunque cronológicamente este sea la cuarta novela de la serie de Ana Shirley, en realidad “Ana de los Álamos Ventosos” fue publicada en 1936, siendo el séptimo volumen que la autora Lucy Maud Montgomery escribió de su saga más famosa. La novela busca explicar qué fue lo que hizo la protagonista entre los acontecimientos narrados en el tercer tomo “Ana de la Isla” y el principio del libro que realmente fue publicado en cuarto lugar, “Ana y la Casa de Sus Sueños”, El cual la editorial Alma ya ha anunciado que se publicara próximamente. Y creo que eso explica por qué esta novela no ha terminado de convencerme tanto como lo hicieron sus predecesoras por más que me halla gustado. Se nota mucho que de alguna forma Montgomery está un tanto encorsetada por todo lo que sabe que va a pasarle a su protagonista en un futuro ya escrito. de ahí que no se pueda permitir hacer cosas realmente impactantes, con el fin de no salirse de la línea Vital ya está preestablecida paran. Esta entrega al final se compone en diferentes episodios esporádicos que van dándose a lo largo de los tres años de estancia de Ana, en los Álamos ventosas, en los cuales conocemos a muchos de los personajes con los que convive y que pueblan la ciudad de Summerside. Pero muchos de ellos aparecen en dos o tres capítulos, tienen un algún tipo de historia relacionada con Ana y una vez que esta conexión desaparece, la gran mayoría de ellos tampoco vuelven a asomarse a lo largo de las más de 300 páginas que componen el libro. de ahí que todo el libro tenga un aire de que su trama es muy episódica, no deja ningún tipo de huella o impacto real ni en Ana ni en el propio lector.

Esto me da un poco de pena, porque siempre he dicho que si algo me gusta de los libros de “Ana de Tejas Verdes” es que no hay una trama propiamente dicha en ellos, todo se pasa en situaciones que Ana vive o se encuentra a lo largo de su crecimiento com cada entrega. Pero de alguna forma L.M. Montgomery lograba que cada una de estas pequeñas historias tuviera algún significado para el lector, que generasen alguna enseñanza o moraleja en él y en la protagonista. Los personajes y las tramas que aparecían en ellos tenían algo especial que lograba que se quedasen en la retina mental del que leía. Y además, la autora conseguía hacerlo con naturalidad, de una forma orgánica y encantadora, de forma que uno sentía que realmente estaba leyendo las vivencias reales de un personaje al que conocemos siendo una niña y que vamos viendo cómo va creciendo y conociendo el mundo, y viviendo nuevas experiencias a medida que va madurando. Aquí se siente como si la autora se limitase a idear una historieta tras otra, y a plasmarlas sobre el papel con el simple objetivo de rellenar los tres años que pasa Ana en la localidad costera con personajes y situaciones creados al azar. Que muchas veces se sentían como un copy paste unos de otros, como que muchos de estos episodios y personajes eran excesivamente repetitivos. Leyendo tenía la impresión de que estaba volviendo a encontrarte con la misma historia que había dejado atrás anteriormente en las páginas de este mismo volumen.

Además hay otra cosa que creo que en este libro se nota mucho y que lo lastra respecto a los anteriores: Siempre diré que se nota mucho que la autora escribía historias aparentemente anodinas y convencionales, un tanto blanditas ellas, que bajo su patina de calidez , encanto e inocencia contenía una fuerte carga irónica y crítica contra la sociedad del momento en que fue publicado, y hacia ciertos conceptos sociales, especialmente en lo relacionado con la situación de la mujer en ese momento histórico. Eso hacía que las lecturas protagonizadas por Ana Shirley tuvieran bastantes capas y que se le pudiera dar varias lecturas. Y es que tomo átomo, las historias del personaje acabaron, convirtiéndose en una fuente de ingresos muy importante para la autora, cuya vida familiar distaba mucho de ser tan idílica, como la que se veía en Tejas Verdes. Necesitaba que sus trabajos se vendieran bien, y por eso esa sutil vertiente crítica fue evaporizando poco a poco, con el fin de contentar al público que le daba de comer. Sí que es verdad que de vez en cuando, a lo largo de la lectura, una pía pequeños retazos de rebeldía, algún comentario que sorprende por su modernidad y alguna situación que se sale de lo corriente para los estándares de esa época. Pero esas pequeñas pinceladas de crítica ya no abundan tanto como en los anteriores volúmenes. Incluso el personaje de Ana, que siempre tuvo mucho de rebelde y de utópica, con la madurez se ha ido volviendo más seria y sensata, más acorde con la realidad que la rodea. Y eso no deja de tener algo muy triste. Y sobre todo, por lo que os he dicho antes. al ser una novela que está comprimida entre otras dos previamente escritas, no hay lugar para que el arco evolutivo que el personaje ha tenido en las tres novelas anteriores se mantenga, Ana sigue siendo la misma cuando llega por primera vez a Álamos Ventosos que en la página final de la obra, uno siento que aprende cosas en su desenvolvimiento en solitario por la vida adulta, pero que no se acaba de incidir en eso tanto como en los anteriores numeros .

Siento mucho haber empezado por aquello que no me ha gustado de este libro, que creo que junto al segundo, “Ana de Avonlea” ha sido el que menos me ha gustado de la serie. ¿Significa esto que esta lectura no me ha gustado? Ni mucho menos, ha sido un libro que he devorado en pocos días pese a estar de puente, que me ha transmitido mucho y que me ha dado muy buenos momentos. Independientemente de su falta de desarrollo en el libro que nos ocupa, si Ana Shirley es uno de los caracteres más populares de la literatura occidental de los últimos siglos, es porque tiene algo que gusta mucho al lector de toda edad y época. Y creo que eso tiene mucho que ver con el indudable buen hacer de L.M. Montgomery, con la maestría con la que logra mostrarnos como la joven va a convirtiéndose en una mujer libro a libro y logra que ese proceso siempre sea interesante. Una de las mayores críticas que se ha vertido contra esta colección es que, a medida que Ana va a creciendo, muchos lectores se sienten desilusionados con que pierda toda su picardía y alma imaginativa. Pero para mí eso no supone ningún problema, sino que me parece el curso natural de las cosas. Ana sigue gustándome porque es una muchacha optimista, que aprende de sus errores, que va madurando poco a poco y que en ningún momento pierde la luz interior que ya tenía cuando apareció por primera vez en Tejas Verdes para poner patas arriba las insípidas vidas de los hermanos Cutberth. Incluso aunque en esta entrega esté un poco estancada, es un personaje tan entrañable que volver a leer sobre ella resulta un placer. Creo que en esta ocasión, Montgomery tira mucho de las rentas y del cariño popular que generaron las anteriores obras sobre esta joven, que ya no niña, pelirroja y pecosa.

El libro está escrito con las mismas dosis de dulzura y amabilidad que sus entregas anteriores. Es una novela increíblemente cálida y de ritmo apacible, y que en cuanto la empiezas sientes como te acoge y te abraza, como si estuvieras debajo de una manta que has tenido toda tu vida y que por ello estar tapada por ella es algo familiar y que te hace sentir seguro y cómodo. Porque tampoco es que sea una historia que esté hecha para hacer sufrir a nadie, es una lectura completamente Cozy. Una vez más, la prosa de L. M. Montgomery tiene algo muy cercano y calentito que logra atraparte y cerrar el libro con muy sabor de boca. Y una vez más párrafos realmente preciosos, especialmente aquellos en los cuales describen los entornos y el paso de las estaciones. Quizás al principio pueda sorprender el cambio de técnica narrativa, puesto que la mayor parte de la obra está contada por medio de las cartas que Ana escribe, alternándose con capítulos contados con ese narrador en tercera persona al que Montgomery ya nos tiene acostumbrados. Pero la verdad es que a mí no me costó nada acostumbrarme a esta nueva forma de narrar, se hace con la misma ligereza con la que se narraban los anteriores libros. Además me ha resultado muy agradable este cambio, ya que la pluma de la propia Ana siempre tiene algo divertido y gratificante, leyendo como vive las cosas. Incluso es imposible que no se te escape alguna sonrisa, cuando descubres que hay varios fragmentos de las cartas que han sido emitidos, por ser demasiado personales, en los cuales Ana desataba supuestamente su prosa y verborrea para expresar su amor hacia su prometido. Pero no se necesita leer esos textos para darse cuenta del amor y alegría que destila nuestra protagonista.

Es bonito ver como Ana, lejos de los suyos, encuentra en su nueva ciudad un nuevo hogar y una nueva familia en la casa de Álamos Ventosos y junto a sus nuevos vecinos, estableciéndose una suerte de family found siglos antes de que el cliché pululase por redes y reels (si es que no hay nada inventado, no). La relación que establece con sus caseras, la tía Kate y Chatty, y con el ama de llaves de la casa, Rebecca Dew (sin olvidar al gato Dusty) es realmente la espina dorsal que vértebra esta novela junto a la historia de la pequeña vecina con la que nuestra protagonista establecerá un entrañable relación, Elizabeth. Es cierto, lo que os he dicho que muchos personajes se parecen unos a otros, e incluso a otros, que hemos conocido en anteriores entregas de las aventuras de Ana (se ve que con Elizabeth, Montgomery ya tenía muy lejana, la escritura de “Ana de Avonlea”, porque la cría es un calco a uno de los niños que salía ahí. La verdad es que a mí la cría me ha parecido un pelín cursi en no pocas ocasiones) Pero eso no quita a que algunos de los nuevos conocidos sean caracteres realmente interesantes y nos regalen varios momentos sumamente tiernos o, por lo menos, divertidos. Y hay que reconocer que todos ellos tienen personalidades muy marcadas y claras. Si, como os he dicho antes, no he visto mucha evolución en Ana, el arco de su compañera en la escuela, Katherine Brooke, me ha parecido realmente muy interesante y no me hubiera importado que se hubiera desarrollado un poco más. Summerside es un lugar poblado por gente muy pintoresca, como los miembros de la familia principal, los Pringle (como las patatas, si). Y hay otras familias venidas a menos como la Tomgallon, cuya única integrante viva invitara a Ana a pasar una noche en su mansión. Esos capítulos tenían unas dosis de sarcasmo y burla que realmente esconden algo mucho más triste y que, personalmente, me han dado un poquito de penita. Y así podría salir seguir eternamente, hablando de varios personajes a los que la prosa de Montgomery o otorga el equilibrio conveniente entre ridículo, inteligencia y diversión a partes iguales

Si hay algo que me escama un pelin es la poca importancia que tienen algunos de los personajes que tan importante eran los libros anteriores y que se supone que ha marcado el desarrollo de Ana. Entiendo que apenas salgan porque la joven ya no vive cerca de ellos, pero me sorprende en muchas ocasiones las pocas veces que se les mencionan teniendo en cuenta la importancia que anteriormente tenían. Excepto Gilbert (que apenas sale un par de veces muy de refilón, pero está constantemente presente al ser el receptor de las cartas de Ana ) y poco más que se habla de los habitantes de Tejas Verdes, apenas se menciona a otros caracteres como Diana, las chicas con las que Ana vivió durante su paso por la academia, sus amistades del pueblo de Avonlea, o la tía Jeasemine, por ejemplo. Y eso, la verdad es que a mí me ha escamado un poco. Espero que las siguientes novelas vuelvan a tener más peso en la trama aunque dudo un poco de eso.

Y una vez más, no toca sino alabar el hermoso trabajo editorial del sello Alma. Cada uno de los tomos de la saga que saca le queda más bonito que el anterior, con todos y cada uno de los detalles muy bien cuidados y que encajan perfectamente con el tono de la obra. Quizás aquí sí que tengo una pequeña queja, y es que la inmensa mayoría de las ilustraciones de Giselfust están todas en la primera mitad del libro, en la segunda no hay prácticamente ninguna. Pero aparte de eso, como siempre esta ilustradora no falla a la hora de poner imágenes a estas historias. Todas ellas tienen algo onírico, tierno, gracioso y encantador que casa muy bien con el espíritu de la novela. En serio, es que aparte de leerlo merece mucho la pena comprarse esta edición aunque solo sea para devorarla con los ojos.

Espero que desde Alma no tarden en sacar mucho la quinta entrega de la serie, porque es una de las que más ganas tengo de leer.


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