Y esta vez, lo admito, me lo he dico además con el mismo tono ácido que utilizabas cuando querías hacer de mi patrón y no del barco.
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Y esta vez, lo admito, me lo he dico además con el mismo tono ácido que utilizabas cuando querías hacer de mi patrón y no del barco.
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Descansar no supone dormir, sino despertar.
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Por aquel entonces ya sabía que la vida era una función sin ensayos. Un estreno a pelo.
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Nuestro acuerdo se selló con un asentir de mi cabeza y un guiño de uno de sus ojos azules como rúbrica.
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Escoger a alguien que sabes que no te va a abandonar es la estrategia inteligente de alguien con miedo al abandono.
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Hay tantas versiones de cada persona como personas las miran.
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Hay que empezar a vivir y dejar de pensar en cómo hacerlo.
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—Recuerda, querida amiga, «podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera».
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A partir de ahora llamaríamos a la lujuria, deseo; a la gula, gusto; a la avaricia, ambición; a la ira, desahogo; a la pereza, descanso; a la envidia, admiración, y a la soberbia, orgullo.
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El cerebro es el que evoluciona y envejece, pero el corazón sigue siendo siempre niño hasta que deja de latir. Por eso puedes enamorarte de nuevo, porque es el corazón quien dirige. Cuando algo te hiere, es el cerebro en realidad quien lo registra, quien se traumatiza, quien olvida o no, quien lo racionaliza para superarlo.
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¿Qué objeto le lanzaron los gemelos Weasley a Voldemort a la cara?