Un destino propio

En pocas palabras: una maravilla.

Nuestra protagonista, Micaela, es una joven cuya edad se sitúa, según la sociedad, en el grupo de solteras, algo que a ella no parece importarle demasiado. No tiene fortuna aunque sí un apellido con cierto valor, que su madre no duda en usar para buscarle un marido. Ella vive con su madre, cuyo estado de salud delicado preocupa a Micaela, recién terminados sus estudios desea convertirse en profesora y gracias a una amiga consigue una posible entrevista, aunque no en Madrid, donde vive. Aprovechando la invitación de su tía a pasar un tiempo con ella y su familia en Comillas, Micaela se embarca en lo que, para ella, podría ser convertirse en maestra. En comillas conocerá una sociedad crítica, superficial, en la que conocerá a Héctor un indiano recién llegado de Cuba donde ha conseguido amasar una buena fortuna. Ante la perspectiva de que habrá una escuela para los hijos, no hijas, de los aldeanos, Micaela buscará que estas también reciban una educación adecuada.
Ambos sienten algo por el otro, pero también saben que eso está fuera de sus planes. Micaela renunció al matrimonio tras una pérdida dolorosa y no busca un marido, su mayor deseo es conseguir que las niñas puedan recibir la educación que merecen. Hector busca un matrimonio adecuado para sus planes, una joven rica y con un apellido que le sirva a sus propósitos de venganza, y Micaela no cumple esos requisitos.

La historia se desarrolla a un ritmo muy bueno, es fluido y te engancha (me lo leí en dos días, casi uno, el primer día unas 100 páginas, y al día siguiente no pude soltarlo hasta terminar).

El personaje de Micaela me encanta, es fuerte, valiente, segura en sus decisiones y firme en sus ideales. En una sociedad en la que se condena a la mujer por no estar casada, por trabajar o incluso consideran que no necesitan aprender, ella se esfuerza por mostrar a la gente que las mujeres tienen más valor, no son decoración en una casa o trofeo de un hombre. Lucha por lo que considera justo, con y sin la ayuda de nadie.

Otro personaje al que le cogí cariño fue a Ana, su prima más pequeña que muestra interés en aprender más, en descubrir el mundo que la rodea y que no entiende porque una mujer no puede ser alcalde o juez, si Isabel la Católica podía gobernar un país al igual que un hombre.

Me asombra la capacidad de la autora para hilar la trama de los protagonistas con el contexto social del momento, con una mentalidad en la que la mujer sólo debía aportar obediencia, fineza, elegancia, hermosura y una dote en un matrimonio. Donde los caballeros no se sienten atraídos por damas demasiado instruidas.

En críticas que he leído sobre la autora, había comentarios sobre el contenido real, diciendo que era excesivo, personalmente este tipo de contenido me gusta, siempre que no sea denso ni pesado. En este libro no me lo han parecido, si hay algunos fragmentos que en caso de no aparecer no restaría a la historia, pero no son demasiado extensos. No se como sean sus otros dos libros, pero espero poder leerlos dentro de poco.

La autora me ha sorprendido mucho, y deseo continuar con sus obras.
Si lo has leído me encantaría saber tu opinión. En caso contrario te animo a leerlo.