Yo no me materialicé de repente cuando él me atacó. «¡Ha encontrado su voz!» Yo ya tenía una voz, él me la quitó e hizo que tuviera que andar a ciegas un tiempo, pero siempre la tuve. Simplemente la usé como nunca antes me vi obligada a hacerlo.
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Yo no me materialicé de repente cuando él me atacó. «¡Ha encontrado su voz!» Yo ya tenía una voz, él me la quitó e hizo que tuviera que andar a ciegas un tiempo, pero siempre la tuve. Simplemente la usé como nunca antes me vi obligada a hacerlo.
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Obligamos a la víctima a reflexionar seriamente sobre las implicaciones que tendrá su denuncia en la vida del agresor, pese a que este jamás pensó en las consecuencias que tendrían sus acciones en la vida de ella.
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Cuando una mujer es agredida, una de las primeras cosas que pregunta la gente es: «¿Dijiste que no?». Esta pregunta asume que la respuesta siempre es sí y que es cosa de ella revocar el acuerdo. Desactivar la bomba que se le ha dado. Pero ¿por qué se les permite tocarnos hasta que tenemos que enfrentarnos a ellos físicamente? ¿Por qué está la puerta abierta hasta que tenemos que cerrarla de un portazo?
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Siempre me he preguntado por qué los supervivientes comprenden tan bien a otros supervivientes. Por qué, aunque los detalles de nuestras agresiones varíen, los supervivientes pueden mirarse a los ojos y entenderse sin necesidad de explicaciones. Quizá no sean las particularidades de la propia agresión lo que tengamos en común, sino el momento que viene después; la primera vez que te quedas solo. Cuando algo escapa de ti. Dónde estuve. Qué me quitaron. Es el terror devorado dentro del silencio. La sensación de separarse de un mundo en el que arriba es arriba y abajo es abajo. No es un momento de dolor, histeria o llanto. Es un momento en el que las entrañas se te vuelven piedras frías. Es la más profunda confusión unida a la certeza de saber. Se esfumó el lujo de crecer despacio. Es el comienzo del brutal despertar. |
Curar no se trata de avanzar; se trata de regresar, repetidamente, para forjar algo.
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Se suele acusar a las víctimas de buscar venganza, pero la venganza es un motor muy pequeño. Sé bien que el momento en que se golpea el mazo y se cierran las esposas no me dará la paz. Puede que él esté en una celda, pero jamás sabrá lo que es que te despojen de tu propio cuerpo. No luchamos por tener un final feliz. Luchamos para decir: "no puedes". Luchamos para pedir responsabilidades. Para sentar precedente. Luchamos porque rezamos por ser las últimas en sentir este tipo de dolor.
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La agresión sexual entierra al yo. Perdemos la noción de cómo y cuándo se nos permite ocupar un espacio. Nos hace dudar de nuestras capacidades y nos desacredita a la hora de expresarnos.
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Debes tener paciencia y aguantar para ver qué camino sigue tu vida, porque seguramente te llevará mucho más lejos de lo que puedas imaginar.
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Negar mi desbarajuste vital sería negar mi humanidad. No creo que haya nada parecido a un pasado perfecto o a una víctima perfecta. No obstante, en aquel momento sentía que se me aplicaba un estándar imposible de pureza y que, de no cumplir con él, aquello justificaría que Brock me violara.
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La definición de "negar" que aparece en el diccionario es "dejar de reconocer algo, no admitir su existencia". Este rechazo es otro daño en sí mismo. Si yo niego tu verdad, entonces no es real, no existe. Y eso afectará a tu cordura. La verdad que yo había conocido se complicaría hasta volverse incomprensible. Quedaría ahogada por la jerga legal, los ataques personales y la manipulación y se acabaría convirtiendo en algo tan turbio que hasta yo misma sería incapaz de verla.
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La leyenda de Sleepy Hollow es un relato corto de terror y romanticismo, se desarrolla en los alrededores de...