Tengo un nombre de Chanel Miller
La agresión sexual entierra al yo. Perdemos la noción de cómo y cuándo se nos permite ocupar un espacio. Nos hace dudar de nuestras capacidades y nos desacredita a la hora de expresarnos.
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Tengo un nombre de Chanel Miller
La agresión sexual entierra al yo. Perdemos la noción de cómo y cuándo se nos permite ocupar un espacio. Nos hace dudar de nuestras capacidades y nos desacredita a la hora de expresarnos.
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