La soledad con miedo al desnudo

Vive, sueña, florece,
sé tu propia ancla,
déjate llevar
y cree,
cree cuando nadie sea capaz de hacerlo.

El miedo se enmarca más allá de tamaños,
y te convences de que no debes avergonzarte.
Te encuentras luchando con los fantasmas del pasado que alguien más ha puesto en ti.
¿Cómo desprenderme del ruin pensamiento, si me lo he empezado a creer?

Despierta,
no te frenes.
No busques amor donde existen migajas.
Ve,
corre.
Quítate la mala costumbre de conformarte, pero no
pierdas la costumbre de valorar lo que tienes.
Déjate llevar,
como las olas del mar de cristal.
Abre tus ojos
y solo mira hacia atrás para impulsarte
hacia adelante.
Fortalécete,
no pasa nada si pierdes,
tu andar es tu ganar.

Quise corregir y esconder mis defectos;
quise sollozar cada vez que me veía en espejo,
embestida por sacudidas de expectativas.

Decidí dejar de ser eco
para convertirme en dueña de mis cuevas.

Soy ese arcoíris después de la tormenta,
la luz al final del túnel.

La única libertad que conozco
se logra quitándoles la libertad a las cosas que me hacen daño.

Creo que todos nos merecemos una charla sin prejuicios con nosotros mismos y preguntarnos:
''¿Soy feliz con esto o simplemente seremos algo sin reconocer?''.

Dejé de hacer cosas que amaba por escuchar el juicio de la soledad.

El error no es ser diferente;
es querer ser igual sólo para encajar.

Mantente fuerte, pero no olvides que estamos hechos de carne y huesos, y tenemos permitido dejarnos sorprender de vez en cuando. Porque para entender la caída, se necesita tocar el suelo primero.