Nos adentramos como espectadores invisibles en la vida y en la cotidianidad de la "Familia" formada por los padres y 4 hijos, uno de los cuales es una sobrina a quién adoptan tras el fallecimiento de la madre. Sin embargo, es una cotidianidad marcada por un sinfín de reglas opresivas y una disciplina tal que, según se va leyendo, el lector mismo se va asfixiando dentro de ese ambiente que se describe. . Para entenderlo, imaginemos un hogar donde: solo se pone la calefacción por la noche noche porque “no hay nada como el endurecimiento del cuerpo para fortalecer el alma”; o no hay televisor; o a los niños no se les permite salir a jugar a la calle; o con la obligación de pasar 2 horas en el salón juntos todas las tardes para mantener el espíritu de “familia” porque era una costumbre que las familias estaban olvidando y estaba trayendo consecuencias peligrosas para la sociedad; o no hacerse regalos porque se consideraba como una manifestación material del cariño; o no celebrar los cumpleaños…; vamos siendo espectadores de tensos episodios de la familia dentro de una casa de silencios insoportables y unos hijos marcados por una profunda ignorancia de la vida más allá de esos muros y qué tan complicado era enfrentarse a él. . Sin embargo, aunque todos los miembros se muestran sumisos y fingen mantener calma, es solo fachada, porque en su interior estaban agitadísimos. Con el tiempo, cada uno aprendió a mentir a su forma, y sortear con cautela las restricciones que vivían de puertas para adentro. . Un relato en el que equilibrio entre mantener las formas y una prudencia retrógrada, y el deseo de libertad que late en los personajes es tan precario que amenaza con romperse en cualquier momento llevando a todos al desastre. . Una crítica a alguno de esos pilares que muy tradicionalmente sostenían la institución familiar. |